Ciudad de México,
Jorge Cerino
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Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. En este sentido, es uno de los contribuyentes más importantes a la carga mundial general de morbilidad. Bajo tal contexto, existe una relación entre depresión y malestar físico, lo que ha llevado a investigadores a indagar este vínculo, así como la viabilidad de las terapias psicológicas para tratar ciertos tipos de síntomas.
Dolor y malestar emocional tienen una relación cercana, aseguran especialistas de la Clínica Mayo, siendo esta última capaz de causar síntomas físicos. Para mucha gente, puntualizan, la depresión causa malestares físicos sin explicación que pueden ser un primer síntoma de este padecimiento o el único. Además, los problemas asociados a él se vuelven desgastantes con el tiempo y pueden afectar el estado de ánimo de quien los padece. En particular, el dolor crónico causa una variedad de problemas capaces de desencadenar en depresión, como problemas para dormir y estrés, asegura la Clínica Mayo.
El dolor crónico es un malestar persistente durante meses o años y, en particular, se habla de su forma primaria cuando el origen no puede identificarse en una fuente corporal clara. Este padecimiento puede afectar muchas partes de la vida de una persona y casi la mitad de ellas también experimentan trastornos importantes de ansiedad y depresión, señala la Clínica Mayo.
Al respecto, un estudio publicado en la revista European Journal of Pain encontró, las personas con dolor crónico muestran evidencia de un desequilibrio de los neurotransmisores responsables de regular las emociones. Por consecuencia, la falta de balance podría dificultar el control de las emociones negativas. En este sentido, los investigadores consideran que los síntomas físicos persistentes podrían provocar alteraciones químicas.
Hasta ahora, la gran parte de los tratamientos para el dolor crónico se enfocan en tratar el cuerpo, dada la creencia de su origen en problemas corporales. Sin embargo, un estudio publicado en la revista JAMA Psychiatry encontró que la terapia psicológica produce un fuerte y duradero alivio del malestar crónico primario, alterando las redes cerebrales. "Al pensar que el dolor es seguro en lugar de amenazante, los pacientes pueden alterar las redes cerebrales que refuerzan el dolor y neutralizarlo", menciona un comunicado de la Universidad de Colorado.
Los investigadores puntualizan, no se trata de un malestar físico imaginario, sino que, si las causas del dolor crónico primario se encuentran en el cerebro, las soluciones también pueden estar ahí. Después del tratamiento llamado terapia de reprocesamiento del dolor, el 66% de los pacientes estaban libres de síntomas físicos en comparación con el 20% del grupo de placebo.
Entre los síntomas físicos y las emociones existe un vínculo, tal y como sugiere la relación del dolor crónico con la ansiedad y la depresión. Muchas veces esta relación es circular y los síntomas físicos pueden empeorar los mentales, tanto como estos pueden empeorar el malestar físico. Por este motivo, es importante recurrir a un especialista quien seguramente recomendará una combinación de terapia psicológica, medicamentos y rehabilitación para tratar la depresión y el dolor crónico.