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Especialistas en odontología identificaron un fenómeno frecuente que afecta la prevención y el tratamiento: el miedo al odontólogo. En un episodio de "Miércoles de Bienestar", la Dra. Arabella Michelén y Emely Núñez explicaron cómo esta fobia, instaurada desde edades tempranas, se convierte en un obstáculo persistente para alcanzar una adecuada salud bucal.
Asimismo, el origen de este temor, según explicaron, puede encontrarse en experiencias traumáticas vividas en la niñez. "Es una de las fobias más comunes", afirmó Michelén, quien recordó que muchos menores fueron sometidos a tratamientos sin anestesia o advertidos con amenazas por parte de adultos. Núñez aportó un caso personal: "Mi madre se sienta en el sillón conmigo, ella no respira, yo tengo que decir mami respira, ella respira", evidenciando cómo esas vivencias persisten incluso en la adultez.
En lugar de educar desde la empatía, numerosas familias recurren al miedo como método de control. Michelén subrayó que "los padres asustan muchas veces a los niños diciéndole te voy a llevar y te va a puyar". Este tipo de advertencias convierten la figura del odontólogo en una amenaza, lo cual distorsiona la percepción del menor hacia el cuidado bucal.
Muchas personas desarrollan ansiedad solo al escuchar el sonido del instrumental odontológico, Núñez lo resumió en una frase habitual entre pacientes: "Yo siempre le he tenido respeto, por no decir miedo". Esta aversión puede provocar la postergación de consultas, incluso ante síntomas evidentes de enfermedad bucal.
Frente a esta realidad, especialistas recomiendan cambiar el enfoque desde etapas tempranas, realizando visitas preventivas sin tratamientos invasivos. Esto puede ayudar a que los menores normalicen la presencia en clínicas dentales y desarrollen una relación positiva con su profesional. Estudios de la American Dental Association respaldan esta estrategia, indicando que la exposición temprana en entornos controlados reduce los niveles de ansiedad dental en más de un 40% en adolescentes.
Transformar la experiencia en una ocasión familiar o lúdica también contribuye a disipar el temor. Núñez compartió una vivencia personal: "Mi hermana y yo hacíamos competencia de caries, la que tenga más, friega mañana y la que tenga menos, se hace cuarto". Este tipo de dinámicas convierten el control dental en una rutina familiar divertida y alejada del castigo.
Por otro lado, innovaciones tecnológicas en el área odontológica también permiten minimizar el malestar que solía acompañar estos procedimientos. Herramientas silenciosas, anestesia moderna y técnicas digitales han cambiado radicalmente la experiencia del paciente. Michelén aseguró: "La alta tecnología está de la mano con la odontología. Dentro de poco tú no vas a escuchar el ruidito de la turbina". De este modo, cambiar la narrativa que rodea al cuidado bucal resulta clave para construir generaciones menos temerosas y más conscientes de la importancia de una cavidad oral saludable.
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