Ciudad de México,
Martín Olivera
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La demanda global por atención en salud mental continúa en aumento, de acuerdo con datos de la Administración de Recursos y Servicios de Salud de Estados Unidos. No obstante, iniciar terapia no siempre garantiza resultados efectivos, especialmente si no existe una relación sólida entre el paciente y su terapeuta.
Investigaciones recientes apuntan a que el éxito terapéutico no depende exclusivamente del método utilizado. Según el Dr. William Orme, psicólogo del Hospital Houston Methodist, "la calidad de la alianza terapéutica probablemente sea el factor más importante para que una terapia funcione o no".
El concepto de alianza terapéutica implica que terapeuta y paciente trabajen en sintonía, compartiendo metas claras y entendiendo juntos el propósito del tratamiento. El especialista subrayó: "¿Están en la misma sintonía? ¿Puede el terapeuta ayudarte a entender cómo el tipo de terapia y las técnicas que se usan se relacionan con la meta que comparten?".
De acuerdo con la información obtenida por NotiPress, establecer un vínculo desde el inicio del tratamiento puede determinar si el proceso avanza o se estanca. En palabras del doctor: "Si alguien es nuevo en la terapia, es buena idea pensar en qué quiere sacar de la experiencia, colaborar con el terapeuta es lo más importante".
El experto aclaró que, aunque un paciente desee eliminar su ansiedad, la terapia no siempre se orienta a suprimir emociones. "El paciente puede insistir en que el terapeuta le quite la ansiedad pero si el terapeuta y el paciente pueden colaborar en definir qué esperan de la terapia y qué puede ofrecer el terapeuta que podría ayudar, entonces esa es una meta muy buena".
También es válido iniciar un proceso sin objetivos definidos. Orme señaló: "Mucha gente llega a terapia sin entender bien qué está pasando en su vida o por qué, pero tener esa claridad no es un requisito para empezar la terapia".
Sobre el perfil del terapeuta, la conexión personal no depende tanto de su historial como de su empatía. "La mayoría de las personas sienten que conectan con su terapeuta cuando este puede verlas tal como son y entender el mundo desde su punto de vista", explicó el psicólogo.
El espacio terapéutico también debe permitir la expresión abierta de dudas o frustraciones. "Uno de los objetivos de la terapia es crear un espacio en el que las personas no tengan miedo de abrirse y compartir libremente lo que llevan dentro, sin juicios", sostuvo Orme. Declaraciones como "no creo que esto esté funcionando" pueden ser claves para revisar el enfoque.
Orme diferenció entre metas puntuales y problemas más arraigados para la duración del tratamiento. "Si tienes un problema muy concreto, tal vez con unas pocas sesiones baste, mientras que problemas persistentes como ansiedad o depresión pueden necesitar diez o más sesiones".
Para casos más complejos, el tratamiento puede extenderse por meses o años. "Va a tomar tiempo entender cómo se formaron esos patrones, pensar en nuevas formas de cambiar esos comportamientos y luego tomar acción", indicó el especialista.
Respecto al uso de medicación, la decisión se evalúa según el caso. "Muchas veces hablarán del tema e incluso consultarán con un psiquiatra solo para ver si la medicación puede ser útil", afirmó Orme. En algunos pacientes, los fármacos permiten una mayor disposición emocional para trabajar durante la terapia.