Ciudad de México,
Noelia Acuña
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
La creciente intensidad y frecuencia de los incendios forestales están contribuyendo significativamente a problemas de la piel, especialmente en el caso del eccema. Así, aquellas personas que experimentan irritación cutánea y picazón persistente, o quienes observan un eccema repentino, pueden encontrar en la contaminación del aire causada por estos incendios una posible explicación.
Estudios recientes establecieron una conexión clara entre los incendios forestales y el aumento de consultas dermatológicas durante las temporadas de incendios. El eccema es una afección cutánea crónica que afecta a aproximadamente a una de cada diez personas en Estados Unidos, caracterizado por la presencia de áreas de piel inflamadas, secas y con picazón.
De esta forma, la dermatitis atópica, la forma más común de eccema, suele tener un componente hereditario y frecuentemente se manifiesta en la niñez. Tradicionalmente, los brotes de eccema empeoran en invierno debido al clima frío y seco, especialmente en el hemisferio norte. No obstante, este patrón está experimentando cambios.
Por su parte, la doctora Arianne Shadi Kourosh, dermatóloga del Hospital General de Massachusetts, detectó un aumento inusual en los casos de eccema durante la temporada estival. Cabe destacar, normalmente, las clínicas dermatológicas atienden a menos de veinte pacientes mensuales por eccema, incluida la dermatitis atópica. Sin embargo, esta cifra se incrementó a 160 pacientes y coincidió con los incendios forestales masivos en Canadá en 2023. Con estos incendios forestales se quemaron más de 16 millones de hectáreas, liberando humo en donde se dispersó a través de Estados Unidos y Europa y deteriorando la calidad del aire.
Así, el análisis de los registros de los últimos cuatro años reveló que el número de visitas por problemas cutáneos estaba relacionado con la severidad de la contaminación del aire. Estos hallazgos son consistentes con otras investigaciones e indican un aumento en los brotes de eccema y psoriasis asociados con la contaminación por incendios forestales.
Los investigadores indicaron que los contaminantes transportados por el aire activan una vía de estrés oxidativo en el cuerpo, dañan la barrera cutánea y provocan una inflamación o puede empeorar el eccema. Para proteger la piel durante los periodos de mala calidad del aire debido a incendios forestales es crucial limitar la exposición al aire exterior. Cuando la calidad del aire es deficiente, se recomienda permanecer en interiores, cerrar puertas y ventanas y utilizar filtros de aire en lo posible.
Otra recomendación consiste en utilizar protector solar a base de minerales que contenga zinc o titanio, ya que estos compuestos forman una barrera sobre la piel y reducen la cantidad de partículas contaminantes y protegen contra la radiación Ultravioleta (UV). Después de estar expuesto al aire libre, es importante lavarse la piel y aplicar una crema hidratante hipoalergénica para mantenerse saludable.
Adicionalmente, es fundamental verificar la calidad del aire local a través de fuentes como AirNow.gov. La relación entre los incendios forestales y los problemas de piel subraya la importancia de tomar medidas preventivas y buscar atención médica para manejar y mitigar los efectos negativos de la contaminación del aire en la salud cutánea.