Los 10 malos hábitos que afectan el estómago durante los viajes

 15-12-2024
Patricia Manero
   
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)

Foto: Sergio F Cara (NotiPress)

Viajar puede ser una experiencia emocionante, pero también puede poner a prueba el sistema digestivo. Según el Dr. Eamonn Quigley, gastroenterólogo del Hospital Houston Methodist, problemas como el estreñimiento, la diarrea, la acidez y las náuseas son comunes entre los viajeros, incluso en lugares donde el riesgo de infecciones gastrointestinales es bajo. Estos problemas pueden deberse a una combinación de factores relacionados con la alimentación, el estrés y las condiciones del viaje.

Uno de los principales desencadenantes es el cambio en la dieta. Al estar fuera de casa, es común probar alimentos nuevos o consumir menos fibra de lo habitual, lo que puede provocar estreñimiento. Además, ingerir alimentos desconocidos o en horarios irregulares puede causar indigestión o diarrea. Aunque es difícil mantener una dieta equilibrada durante las vacaciones, llevar medicamentos de venta libre como laxantes, antiácidos o antidiarreicos puede ser útil para controlar estos síntomas.

El estrés también juega un papel importante. Desde la ansiedad por perder un vuelo hasta la incomodidad de usar baños compartidos en aviones, el estrés puede alterar la función intestinal, causando estreñimiento o diarrea. Este impacto se agrava cuando se obsesiona con el problema, lo que genera un círculo vicioso que intensifica los síntomas.

Otro factor común es la deshidratación, que ocurre cuando se bebe menos agua para evitar pausas en el baño o porque el acceso a agua segura es limitado. Esto puede contribuir significativamente al estreñimiento. Además, el consumo de alcohol, que muchas personas asocian con relajarse durante las vacaciones, deshidrata aún más el cuerpo, empeorando la situación.

Volar también tiene sus propios desafíos. Los cambios en la presión barométrica dentro de los aviones pueden causar hinchazón, especialmente si se han consumido alimentos o bebidas gaseosas antes del vuelo. La hinchazón puede ser molesta por sí sola, pero también puede agravar el estreñimiento, especialmente en vuelos largos. Para evitar esto, se recomienda evitar alimentos que causen gases, como cebollas y ajo, al menos 24 horas antes de abordar.

La diarrea del viajero, por otro lado, suele estar relacionada con la ingestión de alimentos o agua contaminados. Este problema es más común en regiones donde las normas de higiene son diferentes. Para prevenirlo, es fundamental consumir alimentos bien cocidos, evitar ensaladas crudas y beber únicamente agua embotellada.

El cambio de zonas horarias también puede afectar el ritmo intestinal. Los ritmos circadianos regulan muchos procesos del cuerpo, incluida la actividad del colon. Cuando el reloj interno no coincide con el horario del destino, pueden surgir problemas como el estreñimiento. Adaptar gradualmente los horarios de comida y sueño puede ayudar a mitigar estos efectos.

Olvidar los medicamentos también es un error común entre los viajeros. Si se padece de reflujo, estreñimiento crónico u otra condición gastrointestinal, empacar los medicamentos es esencial. Encontrar sustitutos en el extranjero puede ser complicado debido a diferencias en los nombres comerciales o restricciones para surtir recetas.

Por último, el mareo por movimiento, aunque no es estrictamente un problema digestivo, puede causar náuseas y vómitos. Si se es propenso a este malestar, llevar medicamentos específicos o aplicar estrategias como mantener la vista fija en el horizonte puede ser útil.

Prepararse adecuadamente antes de viajar, mantenerse hidratado y tener a mano los remedios adecuados puede hacer la diferencia entre disfrutar plenamente de las vacaciones o enfrentarse a molestias innecesarias.




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