Ciudad de México,
Axel Olivares
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La Mayo Clinic logró realizar exitosamente el segundo trasplante de cara en su historia. Gracias a la cirugía, Derek Pfaff, un hombre 30 años de Michigan, puede oler, tragar, parpadear y sonreír por primera vez en una década.
Después de un intento de suicidio en 2014, el rostro de Pfuff quedó totalmente desfigurado por lo que tuvo que someterse a 58 cirugías reconstructivas. Como producto del disparo, solo le quedó un ojo y no podía parpadear, además, le costaba hablar y respirar con normalidad y había perdido el sentido del olfato. No podía masticar ni tragar alimentos y debía utilizar una sonda de alimentación para comer.
Pfaff aseguró que "después de mi última cirugía, el médico les dijo a mis padres que no podía hacer nada más excepto derivarnos a un lugar para que nos hicieran un trasplante de cara". Ese lugar sería la Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
"El corazón es una operación que salva vidas. El riñón, en su mayor parte, es una operación que salva vidas. Con el trasplante facial, es una operación que da vida. Puedes vivir sin él, pero te estás perdiendo la vida", aseguró a NotiPress el Dr. Samir Mardini, director quirúrgico del Programa de Trasplantes Reconstructivos de Mayo Clinic. "El trasplante de cara es una cirugía poco común. Sólo hay unos pocos equipos en todo el mundo que lo realizan", agregó.
Derek es el segundo paciente en recibir esta cirugía en Mayo Clinic, pero su procedimiento fue el más complejo y extenso hasta la fecha. El trasplante de cara consiste en reemplazar toda o parte de la cara con tejido de un donante. El Dr. Mardini estimó que fue necesario reemplazar el 85% de la cara de Derek.
El tejido donado incluía parte de la frente, los párpados superior e inferior del lado derecho, la nariz, la boca, las mandíbulas superior e inferior, incluidos los dientes, la piel, los músculos y nervios de toda la cara y el cuello. El Dr. Mardini afirma que lo más complejo de la cirugía fue conectar los numerosos nervios pequeños entre Derek y el donante para garantizar que se restablezcan funciones como comer, parpadear e incluso sonreír.
Antes de la cirugía, el equipo pasó casi nueve meses, incluidos muchos fines de semana, ensayando el procedimiento. A través de prototipos virtuales o impresiones 3D, los cirujanos practicaron la ejecución de la cirugía.
Finalmente, la cirugía se realizó de la mano de seis cirujanos y un equipo médico multidisciplinario de más de 80 personas que completó una maratón quirúrgica de casi dos días y medio. Luego de recuperarse, y de cumplirse los diez años del día que se intentó quitar la vida, Derek vislumbra por primera vez su nuevo rostro.
En los meses siguientes, Derek deberá someterse a cirugías adicionales para refinar su apariencia, mejorar la función de su lengua y párpados y garantizar que la conexión de los nervios funcione correctamente. "Esta no es una operación estética, aunque sus beneficios secundarios son enormemente beneficiosos para la estética del paciente", afirmó el Dr. Mardini quien aseguró que ahora "Derek parece normal. Busca caminar por la calle y que nadie note nada en él".
Ahora, Derek es una cara más entre la multitud. Gracias al regalo de su donante, está listo para comenzar un nuevo capítulo de su vida.