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Reducir la prescripción de medicamentos para dormir entre adultos mayores podría traducirse en mejoras significativas para la salud y el gasto sanitario, según un estudio reciente del Centro Schaeffer de Políticas y Economía de la Salud de la Universidad del Sur de California (USC). El análisis proyecta que disminuir el uso de estos fármacos evitaría caídas, preservaría la función cognitiva y aumentaría la longevidad de esta población.
Los hallazgos, publicados en The Lancet Regional Health – Americas, se basan en un modelo de microsimulación desarrollado en el Centro Schaeffer. Esta herramienta comparó dos escenarios: el uso actual de medicamentos como benzodiazepinas y fármacos Z (por ejemplo, Ambien) frente a una situación hipotética sin prescripciones. Los resultados indican, al evitar estos medicamentos, se reduciría un 8,5% la incidencia de caídas y un 2,1% el deterioro cognitivo en los adultos mayores, lo cual se traduciría en 1,7 millones de años de vida ganados para la población, la mayoría en buena salud.
"Reducir el uso de medicamentos para dormir podría ayudar a los adultos mayores a vivir vidas más saludables con menos limitaciones", señaló Hanke Heun-Johnson, autor principal e investigador del Centro Schaeffer.
El estudio estima a cerca de 15,3 millones de adultos estadounidenses mayores de 50 años consumen regularmente estos medicamentos, a pesar de las recomendaciones clínicas que desaconsejan su uso prolongado. Los riesgos asociados incluyen dependencia, fracturas y daño cognitivo. Aun así, muchos pacientes continúan con el tratamiento, en algunos casos por temor a los síntomas de abstinencia, lo que puede interpretarse clínicamente como eficacia sostenida.
De acuerdo a la investigación, las personas entre 65 y 74 años se beneficiarían especialmente de evitar estas prescripciones, al registrar mejoras tanto en la salud física como mental. El análisis proyecta ahorro de por vida, aproximadamente 6,600 dólares por persona, podría equivaler a más de 100 mil millones de dólares en Estados Unidos, atribuibles a una mejor calidad de vida.
La Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda alternativas sin fármacos, en particular la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I). Este enfoque puede aplicarse de manera presencial, virtual, mediante aplicaciones móviles y demostró ser eficaz como los medicamentos para dormir a corto plazo y superior a largo plazo, sin efectos adversos.
Jason Doctor, coautor del estudio, afirmó: "El insomnio es un problema grave para muchos adultos mayores, pero el uso regular de somníferos puede suponer riesgos reales. Apoyar a los médicos para que reduzcan las recetas y promuevan alternativas más seguras y de eficacia comprobada beneficiará en última instancia a los pacientes y a la sociedad".
Las investigaciones anteriores del Centro Schaeffer demostraron la eficacia de intervenciones prácticas para reducir la prescripción inapropiada de medicamentos. Entre ellas, figuran sistemas electrónicos que exigen justificación para recetar somníferos o informes que comparen patrones de prescripción entre médicos, lo cual podría aplicarse para disminuir el uso de estos fármacos en adultos mayores.
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