Ciudad de México,
Patricio Contreras
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El 9 de septiembre de 2020, la Organización mundial de la Salud (OMS) dio a conocer los avances logrados por la estrategia REPLACE, dedicada a la eliminación de ácidos grasos trans en la producción mundial de alimentos para 2023. A pesar de los avances vistos en 58 países hasta el 2020, esfuerzos que suman un potencial de 3.2 mil millones de vidas salvadas para 2021; el informe "Cuenta regresiva a 2023: Reporte sobre la eliminación de grasas trans para 2020" afirma, México es parte de un grupo de quince países que concentran dos tercios de las muertes por enfermedades relacionadas al consumo de grasas trans.
Los ácidos grasos trans están presentes en mantecas, margarinas y otros productos oleaginosos derivados de la hidrogenación industrial, proceso que les da mayor tiempo de conservación a las grasas vegetales y reduce los costos de producción de alimentos chatarra como botanas fritas y alimentos horneados. Según cifras de la OMS, el consumo de ácidos grasos trans o aceites parcialmente hidrogenados (APH) está relacionado con 500 mil muertes prematuras al año por enfermedades cardiovasculares. Parte importante de la iniciativa REPLACE consiste en incentivar mayores regulaciones gubernamentales para eliminar el uso de APH por completo de la cadena de producción de alimentos; o reducirlo al máximo recomendado, es decir, al 1% de la ingesta energética de un adulto, equivalente a menos de 2.2 gr. diarios en una dieta de 2,000 calorías.
De acuerdo con el reporte "Grasas Trans en México: Análisis de la situación en el marco de la estrategia REPLACE", publicado en 2019 por la coalición médica sin fines de lucro México Saludhable, la mayoría de la población adulta nacional "tiene una ingesta menor a 1 gramo diario, lo cual coincide con las recomendaciones de la OMS. Por otra parte, indica Belén Sáenz Miera, profesora/investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur que existen amplias áreas de oportunidad: "también encontraron que si se sustituyeran los alimentos con mayor contenido de ácidos grasas trans por otros con contenidos dentro de las recomendaciones de la OMS, se podría reducir en 20% la mediana de la ingesta."
Sobre las regulaciones alimentarias, el reporte de la OMS considera que México se ha limitado a implementar medidas complementarias e insuficientes. El diagnóstico vertido en el informe de México Saludhable por Javier Zúñiga Ramiro, asesor legal en Salud Justa, confirma este diagnóstico: "Las regulaciones de las grasas trans, a nivel federal, son bastantes limitadas, no solo por el número de regulaciones, sino porque el alcance de estas impide afirmar que existe un marco regulatorio de los AGT". Ello hace necesario avanzar en la creación de un criterio regulatorio basado en objetivos claros y asequibles desde el aparato legal mexicano.
Al final del reporte, Adriana Rocha, especialista en incidencia de la política en la salud pública, rescata el hecho de que las regulaciones recientes como el nuevo etiquetado claro "están concentrados en advertir al consumidor del contenido y, en algunos casos, de las posibles consecuencias de un consumo elevado.". Asimismo reconoce, existen áreas de oportunidad para regular la obtención de materias primas y los procesos de las industrias. En sus palabras, este contexto puede propiciar que "lo que estos últimos declaren como contenido de grasas trans pueda ser cuestionable"
Datos de la OMS revelan que la proporción de muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares asociadas al consumo de grasas trans en México corresponde al 5.28%, el quinto más alto a nivel mundial. El diagnóstico de dicha organización, así como el de la coalición México Saludhable, determinan la necesidad de implementar marcos regulatorios confiables y efectivos para reducir el impacto en la salud de los alimentos procesados: "Esto debe incluir tomar cada paso posible en la prevención de enfermedades no contagiosas que pueden hacerlos más susceptibles al coronavirus y causar muertes prematuras", afirmó el director general de la OMS, dr. Tedros Adhanom.