
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Un reciente estudio de la Universidad de British Columbia Okanagan (UBCO) advierte que el ayuno prolongado no genera los mismos efectos en todas las personas y que la obesidad podría alterar la respuesta del metabolismo y del sistema inmunológico. Los hallazgos, publicados en la revista iScience, abren la puerta a una visión más personalizada del ayuno como herramienta terapéutica.
La investigación, liderada por el Dr. Hashim Islam y el profesor Jonathan Little, sometió a personas con obesidad y a participantes delgados a un ayuno de 48 horas, durante el cual se midieron hormonas, metabolitos, tasa metabólica, marcadores de inflamación y actividad de linfocitos T, células inmunitarias que combaten infecciones pero también pueden contribuir a la inflamación crónica.
Los resultados mostraron que las personas con obesidad tenían más linfocitos T proinflamatorios y mantenían señales inflamatorias incluso después del ayuno. Además, registraron un menor aumento de cetonas y niveles más bajos de reacciones químicas vinculadas a la regulación inmunitaria, como la unión de cetonas a aminoácidos o proteínas. En contraste, los participantes delgados adaptaron sus células inmunitarias para quemar más grasa, favoreciendo un cambio hacia un estado menos inflamatorio.
Aunque estos datos aportan información relevante, el estudio deja abiertas preguntas clave para la aplicación clínica del ayuno:
- Duración y frecuencia óptima: no está claro si ayunos más cortos o más prolongados, repetidos en el tiempo, producirían respuestas distintas.
- Impacto a largo plazo: no se sabe si los efectos observados se mantienen o cambian con el tiempo.
- Influencia de factores externos: la investigación no evaluó el papel de la edad, el sexo, el nivel de actividad física o la dieta previa.
- Riesgos potenciales: la menor transición hacia un estado antiinflamatorio en personas con obesidad podría implicar vulnerabilidad frente a infecciones o menor eficacia del ayuno en la reducción de la inflamación crónica.
Para el Dr. Islam, la principal conclusión es que "las personas con obesidad pueden responder de forma diferente a un ayuno aislado de dos días en comparación con las personas más delgadas, pero aún no sabemos si esto es beneficioso o perjudicial". Subraya que es necesario profundizar en la investigación para adaptar esta práctica a distintos perfiles.
En términos de implicaciones clínicas, los resultados sugieren que el ayuno podría requerir protocolos personalizados según la composición corporal y el perfil metabólico del paciente. En el caso de quienes viven con obesidad, podría ser necesario combinar el ayuno con otras estrategias —como actividad física controlada o cambios en la dieta— para potenciar sus beneficios y minimizar riesgos.
También abre la posibilidad de utilizar el ayuno de manera preventiva en enfermedades metabólicas, siempre que se cuente con datos suficientes para establecer pautas seguras y eficaces. Sin embargo, los investigadores advierten que todavía no hay una receta única y que las decisiones deben basarse en la evaluación individual y en estudios más amplios y prolongados.
Este trabajo busca reforzar la idea de que la relación entre nutrición, metabolismo y función inmunitaria es compleja y que, para aprovechar el ayuno como herramienta terapéutica, será necesario comprender cómo interactúan estos factores en diferentes tipos de cuerpo.
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