Ciudad de México,
Martín Olivera
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Los agonistas del receptor GLP-1, como Ozempic, se convirtieron en un apoyo relevante para las personas con diabetes tipo 2 al contribuir en la reducción de la glucosa en sangre y en la pérdida de peso. Un estudio reciente llevado a cabo en Japón evidenció que los resultados de esta terapia pueden variar considerablemente según las conductas alimentarias de cada paciente.
Dicha investigación se desarrolló en la prefectura de Gifu con la participación de 92 personas diagnosticadas con diabetes tipo 2, quienes iniciaban tratamiento con agonistas GLP-1. Durante un año, los investigadores recopilaron información sobre peso, dieta, composición corporal y niveles sanguíneos de glucosa y colesterol, evaluando al mismo tiempo la relación de los participantes con la comida.
El profesor Daisuke Yabe, de la Universidad de Kioto y autor principal del artículo publicado en Frontiers in Clinical Diabetes and Healthcare, declaró: "La evaluación de los patrones de conducta alimentaria antes del tratamiento puede ayudar a predecir quién se beneficiará más de la terapia con agonistas del receptor GLP-1". Agregó que "los agonistas del receptor GLP-1 son eficaces para quienes experimentan aumento de peso o niveles elevados de glucosa en sangre debido a la sobrealimentación provocada por estímulos externos. Sin embargo, su eficacia es menor en casos donde la alimentación emocional es la causa principal".
Los investigadores identificaron tres tipos de comportamiento alimentario: el emocional, vinculado a emociones negativas; el externo, motivado por estímulos visuales o de olor de la comida; y el restringido, centrado en el control de la dieta para perder peso. Aunque todos los participantes mostraron una reducción estadísticamente significativa de peso, colesterol y grasa corporal, las diferencias aparecieron al considerar estos patrones.
Quienes reportaron altos niveles de alimentación externa al inicio del tratamiento obtuvieron mejores resultados en cuanto a pérdida de peso y control de glucosa. En contraste, la alimentación emocional redujo la efectividad de los medicamentos a largo plazo. Al respecto, el doctor Takehiro Kato, de la Universidad de Gifu, explicó: "Una posible explicación es que la alimentación emocional se ve más fuertemente influenciada por factores psicológicos que podrían no ser abordados directamente por la terapia con agonistas del receptor GLP-1".
El seguimiento indicó que, tras tres meses, las conductas asociadas con la alimentación restringida aumentaron, mientras que las emocionales y externas disminuyeron. Sin embargo, al llegar al mes doce, los niveles de alimentación emocional y restringida volvieron a valores similares a los del inicio.
Yabe advirtió que "si bien nuestro estudio sugiere una posible asociación entre la conducta alimentaria externa y la respuesta al tratamiento con agonistas del receptor de GLP-1, estos hallazgos son preliminares. Se necesitan más pruebas antes de que puedan implementarse en la práctica clínica. Si futuros ensayos controlados a gran escala o aleatorizados validan esta relación, la incorporación de evaluaciones conductuales sencillas podría ser un componente valioso para optimizar las estrategias de tratamiento".
El estudio concluyó que los resultados de Ozempic y otros agonistas GLP-1 dependen no solo del medicamento. También se basa en la relación de cada persona con la comida, siendo la alimentación emocional un factor que puede limitar su efectividad.