
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
El síndrome del intestino irritable (SII) afecta entre 10% y 15% de la población adulta en Estados Unidos y se caracteriza por dolor abdominal, gases, hinchazón y cambios en los hábitos intestinales. Aunque no existe una cura definitiva, especialistas coinciden en que la dieta desempeña un papel fundamental en el manejo de los síntomas, ofreciendo una alternativa no farmacológica para mejorar la calidad de vida.
La gastroenteróloga del Hospital Houston Methodist, Neha Mathur, señaló: "en muchos pacientes con SII, las modificaciones dietéticas son una opción no farmacéutica eficaz para ayudar a minimizar o controlar sus síntomas". Destacó además que "una dieta baja en FODMAP se convirtió en el estándar en el que coinciden todos los médicos para las intervenciones dietéticas contra el SII".
Este esquema alimenticio se desarrolla en tres fases. En la etapa inicial se eliminan durante cuatro a seis semanas productos ricos en FODMAP, como lácteos, gluten, algunas frutas, verduras, refrescos y edulcorantes artificiales. La fase de reintroducción permite reincorporar los alimentos de manera gradual con el fin de detectar los desencadenantes específicos. Finalmente, la etapa de gestión establece un patrón de alimentación adaptado a las sensibilidades de cada paciente.
Los productos más asociados con malestar incluyen helados, quesos blandos, leche, trigo, cebada, centeno, brócoli, legumbres, manzanas y endulzantes como el sorbitol o el xilitol. Otros alimentos señalados son la carne roja, difícil de digerir, y los alliums como ajo, cebolla y puerros, todos vinculados a molestias digestivas en personas con SII.
Frente a estas restricciones, existen opciones para aliviar los síntomas. Según la doctora Mathur, la fibra soluble presente en semillas de chía o en suplementos como el psyllium ayuda a mejorar la consistencia de las heces. Añadió que la menta posee propiedades antiespasmódicas las cuales reducen dolor y cólicos abdominales. También destacó que el yogur contiene probióticos y menos lactosa comparado con otros lácteos, facilitando su digestión.
El acompañamiento profesional resulta esencial para evitar deficiencias nutricionales. "No todas las personas con SII son sensibles a todos los alimentos ricos en FODMAP", recordó Mathur, subrayando la importancia de personalizar las modificaciones en la dieta.
Además de la alimentación, intervenciones en el estilo de vida como ejercicio físico, higiene del sueño, técnicas de relajación y terapia psicológica contribuyen al control del SII. En casos donde los síntomas persisten o se agravan, los especialistas recomiendan acudir a un gastroenterólogo para descartar complicaciones y evaluar la necesidad de tratamientos adicionales.
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