Jueves, 04 de diciembre de 2025

Rabietas infantiles podrían originarse en el cerebro

Estudio en EEUU revela patrones cerebrales distintos en niños con reacciones intensas a estímulos como luz, sonido o tacto

Ciudad de México, 23-11-2025   Martín Olivera

Crédito foto: Pexels

Una investigación reciente encontró diferencias cerebrales entre niños con alta sensibilidad sensorial y aquellos con respuestas más moderadas a estímulos cotidianos. El estudio fue realizado por especialistas de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y publicado el 21 de noviembre de 2025 en la revista Journal of Neurodevelopmental Disorders.

A través de imágenes por resonancia magnética funcional (RMf), los científicos analizaron la actividad cerebral de 83 menores neurodivergentes entre 8 y 12 años. Aproximadamente la mitad del grupo mostraba respuestas intensas a estímulos como sonidos fuertes, luces brillantes o contacto físico, mientras que la otra mitad no presentaba estas características.

Según los resultados, los menores hipersensibles presentaban un patrón de baja actividad en las redes cerebrales relacionadas con funciones motoras y sensoriales, conocidas como redes "externas". En cambio, mostraban alta actividad en las redes "internas", encargadas de la cognición y el control de impulsos. Esta configuración era opuesta en los niños con menor sensibilidad.

"Creemos que cuando una persona está sobreestimulada por estímulos sensoriales, compensa activando las redes neuronales internas del cerebro para lograr el autocontrol. También reduce la actividad de las redes neuronales externas para minimizar la estimulación sensorial", explicó Pratik Mukherjee, profesor de neurorradiología en la UCSF y coautor principal del estudio junto con Elysa Marco, neuróloga pediátrica.

Mukherjee añadió: "los niños que no se ven emocionalmente abrumados por la estimulación —algunos incluso presentan una respuesta insuficiente— hacen lo contrario".

Este tipo de hipersensibilidad está asociado con el trastorno del procesamiento sensorial, una condición que aún no cuenta con reconocimiento oficial en manuales médicos. No obstante, datos previos citados en la investigación estiman que entre el 5% y el 12% de los menores en Estados Unidos tienen dificultades con el procesamiento de estímulos, lo cual puede reflejarse en episodios de desregulación emocional como rabietas.

Las imágenes obtenidas por RMf ofrecen una herramienta objetiva para observar cómo se comporta el cerebro ante la estimulación, señalaron los investigadores. Esta técnica permite medir cambios en los niveles de oxigenación sanguínea, reflejando así la actividad neuronal en tiempo real durante la exposición sensorial.

El tratamiento más frecuente para estos casos se basa en exponer de forma gradual a los niños a los estímulos que les resultan abrumadores, con el objetivo de incrementar su tolerancia. Los autores del estudio señalaron que estos nuevos hallazgos podrían contribuir a mejorar los abordajes terapéuticos existentes.

Mukherjee concluyó: "si conocemos los patrones cerebrales de cada niño y cómo se relacionan con las emociones y el comportamiento, podríamos utilizar esta información para personalizar los tratamientos".

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