
Foto: Patricia Manero (NotiPress/Composición)
En México, alrededor de 10,000 personas son diagnosticadas cada año con sarcoma, una forma rara y agresiva de cáncer que afecta tejidos que brindan estructura y soporte al cuerpo humano, como músculos, grasa, nervios o huesos. Aunque este tipo de tumor representa apenas el 1% del total de diagnósticos oncológicos, la necesidad de atención especializada es crítica, ya que suele avanzar sin causar molestias evidentes en sus etapas iniciales.
Según el Dr. Kelvin Allenson, especialista en cirugía oncológica del Hospital Houston Methodist, uno de los mayores desafíos con este cáncer es su presentación silenciosa. A diferencia de otras enfermedades que comprometen órganos funcionales, el sarcoma se desarrolla en tejidos blandos o estructuras de soporte, lo que dificulta su identificación temprana. "Estos tumores no suelen generar síntomas hasta que alcanzan un tamaño considerable", indicó el médico.
Uno de los principales motivos de retraso en el diagnóstico es la ausencia de dolor, lo que lleva a muchas personas a no prestar atención a alteraciones físicas como bultos o masas visibles. El Dr. Allenson destaca que es común que los pacientes normalicen la presencia de estas formaciones, creyendo que son benignas. Sin embargo, cualquier crecimiento anómalo debe ser motivo de consulta médica. "El cuerpo muchas veces alerta, pero no siempre lo hace con dolor. Detectar esos cambios a tiempo puede marcar la diferencia", enfatiza.
El sarcoma comprende más de 100 subtipos y su comportamiento varía ampliamente. Por esta razón, el abordaje debe ser personalizado, con base en el perfil específico de cada paciente. "Cada decisión terapéutica debe respaldarse en evidencia clínica, experiencia quirúrgica y herramientas predictivas como el Sarculator, que permite anticipar la posibilidad de recurrencia del tumor y guiar el tratamiento más adecuado", explicó el especialista.
La importancia de un tratamiento integral
El manejo del sarcoma requiere de equipos médicos altamente capacitados. Las opciones de tratamiento incluyen procedimientos quirúrgicos complejos, terapias con radiación, medicamentos oncológicos y reconstrucciones plásticas, según el caso. El Dr. Allenson subraya que este tipo de cáncer no puede ser tratado como uno más. "Existen detalles técnicos que, si no se consideran desde el principio, pueden complicar la evolución del paciente", afirma.
En centros como el Houston Methodist, el enfoque se basa en la coordinación de diferentes disciplinas, lo que permite intervenir incluso en escenarios considerados de alta complejidad. Tumores de gran tamaño en el abdomen o ubicados en zonas anatómicas críticas han sido tratados con éxito gracias al trabajo conjunto de cirujanos oncológicos, plásticos y vasculares, así como oncólogos clínicos y radiólogos.
Además de la atención clínica, la institución participa activamente en ensayos clínicos oncológicos, lo que permite acelerar el acceso a terapias emergentes y ofrecer alternativas innovadoras a pacientes con tumores poco frecuentes. Este enfoque no solo mejora los resultados terapéuticos, sino que amplía las posibilidades de recuperación incluso en etapas avanzadas.
"El sarcoma nos obliga a replantear nuestra forma de abordar el cáncer. Aun cuando se ha diseminado a otros órganos, hay casos en los que la cura sigue siendo posible, siempre y cuando el paciente cuente con una estrategia de atención adaptada a sus necesidades", concluye el Dr. Allenson.
Frente a un cáncer poco conocido pero potencialmente curable, el llamado de los especialistas es claro: observar los cambios en el cuerpo, actuar con prontitud y buscar atención médica especializada desde el inicio.
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