Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
En su sexto informe de Gobierno del 1 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a cabo una consulta a mano alzada entre los asistentes para conocer su postura sobre la controversial reforma al Poder Judicial. En su discurso, López Obrador subrayó la importancia de que sea el pueblo quien escoja a jueces, magistrados y ministros, argumentando que este cambio es esencial para garantizar una verdadera justicia en el país.
El mandatario aprovechó la ocasión para lanzar una crítica directa a actores políticos de Estados Unidos que han expresado su preocupación sobre los posibles impactos de la reforma. Según López Obrador, estas voces extranjeras han advertido que la aprobación de la reforma podría poner en riesgo el Estado de Derecho en México.
Como respuesta, el presidente mexicano fue enfático al señalar que "ningún país extranjero debe inmiscuirse en asuntos internos" y reafirmó su postura de que la reforma judicial es una demanda legítima del pueblo mexicano, quien, a su juicio, debe tener un papel decisivo en la selección de los representantes del Poder Judicial. Además, cuestionó la autoridad moral de Estados Unidos para emitir juicios sobre las reformas mexicanas, subrayando la necesidad de respetar la soberanía nacional.
La consulta a mano alzada, aunque simbólica, parece reflejar el intento de López Obrador de mostrar respaldo popular a su propuesta, en medio de un clima de tensión política tanto dentro como fuera del país. Con este gesto, el presidente busca reforzar la narrativa de que la reforma cuenta con el apoyo del pueblo, en contraste con las críticas que ha recibido tanto en México como en el extranjero.
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