Foto: CDC on Unsplash
A pesar de las predicciones del modelo elaborado por el Laboratorio de Innovación y Modelos Matemáticos de la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur, donde se muestra una recuperación del 97% de los casos para el 9 de junio y una reducción del total de diagnósticos positivos del 99% el 21 del mismo mes, mostrando una anulación de transmisiones el 6 de septiembre, no se sabe a ciencia cierta cuándo estará erradicada la pandemia hasta que se tomen en cuenta diversos factores no previsibles.
Para empezar, se deben respetar las medidas sanitarias impuestas en el país por el gobierno mexicano; quedarse en casa y respetar la sana distancia son acciones fundamentales si se quiere frenar la curva de contagios en los países que se encuentran entre las primeras 3 fases de contagio, y así evitar una sobrepoblación en los hospitales y deficiencia de equipo médico; sin embargo, estas medidas sólo evitan propagar el virus, no eliminarlo.
El paso fundamental es encontrar una vacuna que erradique el coronavirus; actualmente, laboratorios en China, Estados Unidos y Reino Unido trabajan bajo diferentes procesos para encontrar una vacuna capaz de terminar con los mortales síntomas de COVID-19.
Aunque existen ya seis prototipos diferentes, ninguno ha demostrado un avance al 100%. No obstante, y retomando la etiqueta de "paso fundamental" anteriormente dada al encontrar una vacuna, este sería sólo el primer paso: lo verdaderamente difícil será, ya encontrada la cura, su fabricación y distribución por todos los rincones del mundo, hecho que depende de facilidades por parte de el o los laboratorios fabricantes para replicar su fórmula, el costo implicado, la capacidad tecnológica de quienes decidan replicar la vacuna, la enorme demanda inicial ante la casi nula oferta de remedios fabricados, el peso de las potencias en el momento de conseguir la mayor cantidad de vacunas posibles dirigidas a su población, la imposibilidad de ciertas naciones -económicamente débiles- de conseguir el medicamento o incluso de fabricarlo dentro de sus fronteras, entre otros muchos factores a considerar.
Otro aspecto importante es la respuesta de la población cuando termine la cuarentena: si no se planea un regreso gradual y controlado, todos los lugares públicos de entretenimiento, trabajo y estudio se verán saturados en unas cuantas horas por las ganas de salir que inundan a la sociedad, exponiéndose a una probable segunda ola de contagios que, sin una cura, regresaría la situación mundial al punto crítico de expansión.
Por otro lado, los actores gubernamentales deben tomar las medidas de fin de cuarentena con el debido peso y no decantarse por lo mejor para la economía o los negocios locales: si se toman estas decisiones con vistas en reactivar la economía sin considerar la salud de los trabajadores y de la población en general, se marcaría un camino al segundo periodo de confinamiento innecesario.
Este tema y sus propuestas están basadas en meras especulaciones y posibles escenarios que se asoman en el futuro de las naciones, pero vale la pena considerarlas y ver cómo se desarrollan de acuerdo a la nueva información de cada día para cualquiera de las posibilidades que erradiquen o controlen la Covid-19.
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