Llega el primer vuelo con argentinos deportados desde Estados Unidos

Durante la madrugada del jueves 11 de septiembre arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza el primer vuelo con argentinos deportados desde Estados Unidos. La aeronave, un Boeing 767-300 operado por la compañía Omni Air International y contratada por el gobierno norteamericano, trasladó a un grupo de ciudadanos que fueron recibidos por familiares en la terminal privada de la estación aérea.

El vuelo OAE 3642 tocó suelo argentino a las 3:17, luego de un itinerario que comenzó en el aeropuerto Perot Field Fort Worth Alliance, en Texas. La ruta incluyó paradas en Alexandria, Luisiana, en Bogotá, Colombia, y en Belo Horizonte, Brasil. En la capital colombiana las autoridades estadounidenses entregaron a un primer grupo de deportados y, en la ciudad brasileña, descendieron ciudadanos locales antes de la última etapa hacia Argentina.

Según precisó la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) a La Nación, no se dispuso de un operativo adicional en la llegada del vuelo, ya que la fuerza solo interviene en casos requeridos. Los deportados atravesaron la zona de arribos bajo el dispositivo de seguridad habitual, sin refuerzos en accesos ni en el perímetro. Desde la Cancillería argentina señalaron que no brindarían más información por motivos de confidencialidad.

Entre los argentinos deportados se encontraban personas con diversas situaciones migratorias y judiciales. De acuerdo con una lista publicada por Clarín, figuraban nombres como María Meiners, Ricardo Herrera-Manino, Carlos Tealdi y Marcos Ontivero, señalados en causas judiciales de distinta índole. Otros seis repatriados no tenían acusaciones registradas, entre ellos Ernesto Nuñez, Julián Francisco Rojas, Marcos de Moura, Mario Robles, Maximiliano García y Sandra Marquez.

Uno de los pasajeros, Maximiliano García, de 49 años, declaró a su arribo: "No somos criminales". Explicó que fue detenido por una "supuesta orden de deportación" emitida en 2015, de la cual afirmó no haber sido notificado. García relató que residía en Estados Unidos desde 2001, tenía familia y permiso laboral vigente. "Es extraño estar detenido en una situación tan inusual, porque esta gestión de Trump es una página negra dentro de la historia gloriosa de Estados Unidos. A los ojos de ellos, somos criminales", sostuvo.

Otro de los deportados, Mario Robles, de 25 años, expresó: "No somos criminales, no matamos ni violamos. Ahora lo que quiero es estar con mi familia". Robles informó que no podrá ingresar nuevamente a Estados Unidos por un período de cinco años.

Alec Oxenford, el embajador argentino en Washington, se refirió a la asistencia brindada a los repatriados en declaraciones a Radio Mitre: "Nosotros asistimos con todo el cuidado que, por supuesto, siempre merecen todos los ciudadanos argentinos. Siempre lo hemos hecho así y lo seguimos haciendo y lo otro que puedo decir es que no hubo incidentes".

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) registró alrededor de 200.000 deportaciones desde el inicio de la gestión de Donald Trump. En ese contexto se inscribe la llegada a Ezeiza del primer vuelo grupal con argentinos expulsados, que marcó la puesta en marcha de un esquema de traslados coordinados hacia Sudamérica.