Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Un estudio conjunto entre investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y científicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) reveló el papel fundamental de la proteína Galectina-1 (Gal-1) en la progresión de la mielofibrosis, un tipo de cáncer que afecta a la médula ósea. La investigación, liderada por el investigador argentino Gabriel Rabinovich y su equipo, mostró que el uso de un anticuerpo monoclonal anti-Gal-1 puede detener la progresión de esta neoplasia y revertir los daños patológicos en la médula ósea.
La mielofibrosis se caracteriza por la fibrosis e inflamación de la médula ósea, afectando su capacidad de producir células sanguíneas esenciales, como glóbulos rojos y blancos. En etapas avanzadas, esta condición puede provocar una hematopoyesis extramedular, donde otros órganos reemplazan a la médula en la producción de sangre, lo que altera la función normal del sistema sanguíneo. Los tratamientos actuales alivian síntomas, pero no impiden la progresión de la enfermedad en sus formas más severas.
El estudio, que combinó técnicas avanzadas de genómica unicelular en la Universidad de Oxford con los desarrollos en glicomedicina del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) del Conicet, mostró que la Gal-1 es un factor clave en la conexión entre diferentes tipos celulares en la médula ósea afectados por la mielofibrosis. Rabinovich explicó que, al bloquear esta proteína con el anticuerpo desarrollado en su laboratorio, se logró inhibir su expresión y revertir la fibrosis, normalizando la producción de células sanguíneas y reduciendo el tamaño del bazo, un órgano que suele aumentar en pacientes debido a la hematopoyesis extramedular.
Los ensayos compararon el efecto del anticuerpo anti-Gal-1 con tratamientos estándar para la mielofibrosis, como los inhibidores de la proteína Jak2, una de las mutaciones genéticas causantes de esta enfermedad. Los resultados fueron prometedores, ya que el anticuerpo no solo impidió el avance de la fibrosis, sino que también permitió la recuperación de la función normal de la médula ósea. "Pensamos que nuestro anticuerpo podría eventualmente combinarse con inhibidores actuales o usarse cuando un paciente se hace resistente a ellos", comentó Rabinovich.
Adam Mead y Bethan Psaila, investigadores de Oxford, destacaron el valor de la colaboración científica internacional. Mead señaló que las técnicas avanzadas de genómica unicelular utilizadas en el estudio permitieron identificar blancos terapéuticos con el potencial de mejorar significativamente el tratamiento del cáncer de sangre. Por su parte, Psaila subrayó la importancia de la cooperación entre instituciones y la colaboración con pacientes en el avance de la investigación.
Para Gabriel Rabinovich y su equipo, el éxito de esta colaboración internacional con Oxford representa una oportunidad para avanzar en el desarrollo de tratamientos innovadores a través de Galtec, una empresa de base tecnológica fundada por él y otros colegas. Esta entidad busca aplicar los descubrimientos en glicomedicina acumulados en los últimos 30 años para desarrollar nuevas terapias contra el cáncer y enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
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