Sin reuniones ni interlocutores, se mantiene el silencio institucional con la Iglesia

La relación entre la Iglesia Católica argentina y el Gobierno nacional transita una etapa de desconexión institucional, sin audiencias formales ni espacios de diálogo político entre las partes. Hasta ahora, el presidente Javier Milei no concretó ningún encuentro con las actuales autoridades de la Conferencia Episcopal.

El vínculo se reduce a los canales institucionales que abre la Secretaría de Culto y al contacto que los obispos mantienen con intendentes y actores locales en cada diócesis. "Rosca política no hay", aclaran.

Recientes intervenciones públicas reflejan que esa falta de interlocución no impidió que la Iglesia se pronuncie sobre asuntos de interés social. En meses recientes, obispos manifestaron objeciones ante decisiones del Ejecutivo, como el retiro estatal en villas, la exclusión de organizaciones sociales y el cierre del programa de urbanización FISU.

Durante la homilía del 7 de agosto frente al templo de San Cayetano, en Liniers, el arzobispo Jorge García Cuerva expresó: "Somos custodios y guardianes de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna. Somos custodios de los discapacitados y los enfermos; no podemos desentendernos de los que sufren, de los que revuelven los tachos de basura buscando algo para comer (...) Y no lo hacen porque les gusta".

Además del enfoque social, el mensaje incluyó una crítica al deterioro del trato en el espacio público. Durante su intervención, García Cuerva pidió: "San Cayetano, ayudanos a hacer de la Argentina una casa de reconciliación, en la que dejemos de descalificarnos, de odiarnos, de tratarnos mal, y de usar palabras que lastiman mucho (...) que nos comprometamos a bajar los niveles de agresión, de indiferencia, de individualismo, de crueldad".

Encabezada por Marcelo Colombo y secundada por Ángel Rossi, la conducción de la Conferencia Episcopal sostiene una postura centrada en las consecuencias sociales del modelo económico en curso. En diferentes ocasiones, los obispos expresaron preocupación por temas como la situación de jubilados, la atención a personas con discapacidad y los recortes en salud pública.

También se pronunciaron ante episodios de represión en movilizaciones y reclamaron atención al conflicto en torno al Hospital Garrahan. En ambientes eclesiásticos, se definió una estrategia de intervención centrada en asuntos que afectan a comunidades concretas, evitando confrontaciones directas con la figura presidencial.

Mediente su homilía, García Cuerva afirmó: "Salir del chiquero de la descalificación y la crueldad". Esa expresión fue interpretada dentro del ámbito religioso como una referencia al tono del debate político y social en el país.

Finalmente, mientras el vínculo entre el Ejecutivo y la Iglesia permanece limitado, la agenda episcopal continúa en desarrollo mediante acciones locales y pronunciamientos públicos. También se mantiene un seguimiento sostenido de los problemas estructurales que enfrentan distintos sectores de la sociedad argentina.