El auge de la proteína: más consumidores la buscan sin necesitarla

Datos muestran que la fiebre por la proteína no siempre es necesaria

Fiebre por los productos proteicos crece, pero especialistas revelan que la mayoría ya cumple su cuota diaria sin batidos, barras o alimentos fortificados

La creciente popularidad de batidos, barras energéticas y otros productos enriquecidos con proteína no siempre corresponde a una necesidad real. Un análisis de consumo elaborado por Cargill registró que el 61% de los encuestados incrementó su ingesta desde 2019, aunque en la mayoría de los casos las cifras actuales ya cumplen las recomendaciones oficiales.

Federica Amati, declaró que "la mayoría de los estadounidenses cubren sus necesidades de proteínas sin ninguna dificultad", especialista en salud pública. La recomendación para adultos establece 0.8 gramos por kilogramo de peso corporal. En personas mayores de 65 años, la cifra puede ascender a 1.2 gramos, con el fin de preservar masa muscular.

Determinados grupos presentan mayores demandas: mujeres embarazadas o en lactancia, pacientes en recuperación tras cirugías, así como deportistas y fisicoculturistas. En estos casos, los requerimientos pueden superar el estándar, siempre bajo supervisión profesional. En contraste, quienes padecen enfermedades renales o hepáticas suelen recibir indicaciones médicas para limitar el consumo proteico, evitando sobrecargar dichos órganos.

El informe de Cargill muestra un incremento del interés general, impulsado en parte por campañas de mercadotecnia y la asociación de proteína con longevidad, energía y control de peso. Este escenario ha motivado a empresas a incorporar proteínas en bebidas, botanas e incluso palomitas, diversificando la oferta comercial.

Para especialistas en nutrición, más allá de alcanzar cifras diarias, resulta determinante priorizar la calidad de los alimentos. Entre las mejores fuentes figuran legumbres, pescados, aves, lácteos, frutos secos y semillas. Estos productos aportan fibra, grasas saludables y otros nutrientes esenciales, elementos que muchas versiones ultraprocesadas no contienen.

Así, la distribución a lo largo del día también tiene relevancia. Iniciar la jornada con un desayuno proteico puede favorecer la saciedad y mantener niveles de energía estables. Asimismo, ingerir proteínas en los minutos posteriores a la actividad física ayuda a reparar tejido muscular. Mantener una adecuada hidratación contribuye al proceso digestivo y a la absorción de nutrientes.

En cuanto a cantidades superiores al estándar, investigaciones citadas por Amati indican que hasta tres o cuatro veces la recomendación no suele generar problemas en personas sanas. No obstante, un consumo elevado de carnes rojas y procesadas se asocia a un aumento de colesterol LDL, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer de colon y formación de cálculos renales.

Finalmente, "la nutrición nunca es solo cuestión de un nutriente. Equilibrio, variedad y disfrute son las cosas que más importan", afirmó Kendrin Sonneville, investigadora en salud pública de la Universidad de Michigan. Con base en estos hallazgos, el interés por la proteína debería centrarse en calidad y balance dietético, más que en cantidades excesivas.