Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
En década reciente, el departamento de Antioquia, en Colombia, experimentó un notable progreso en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el departamento escaló del puesto 10 al 7 a nivel nacional, mejorando su índice de 0,68 a 0,72.
Los datos evidencian un crecimiento en la capacidad en salud y educación, destacando un aseguramiento del 99% en salud y un aumento en la esperanza de vida de 72,8 a 77,3 años entre 2011 y 2022. Sin embargo, el informe reveló desafíos persistentes, entre ellos se destacan la desigualdad entre la región metropolitana y las subregiones.
Dicha concentración en el desarrollo en Medellín y el área metropolitana ocultó las carencias en otras zonas, como Urabá y Bajo Cauca, donde más del 50% de la población vive en pobreza. Por otra parte, la fragmentación territorial y la degradación ambiental sigue siendo un problema grave, agravado por la falta de capacidad institucional en áreas alejadas.
Además, el conflicto armado provocó una disminución durante el proceso de paz con las Farc, la reactivación de la violencia en algunas subregiones interrumpió este avance. Bajo la misma línea, el informe del PNUD señaló que la seguridad humana es esencial para el progreso, y las economías ilícitas continúan afectando la estabilidad regional.
Finalmente, el impacto ambiental también es característico en Antioquia, ya que es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero en Colombia. Además, la deforestación sigue en aumento, con la pérdida de más de 500 mil hectáreas de bosque en los últimos 20 años al igual que la extracción ilegal de minerales donde agravó el problema, afectando a los ecosistemas y a la calidad de vida de los habitantes.
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