
Foto: Patricia Manero (NotiPress/Composición)
La coincidencia parece demasiado perfecta para muchos: la esposa del subgerente de la Lotería de Medellín gana un premio de 1.000 millones de pesos y, días después, él renuncia. Este hecho, que ha generado una ola de cuestionamientos en redes y medios, escaló al nivel presidencial cuando el jefe de Estado, Gustavo Petro, lo calificó directamente como un "robo".
En respuesta a una crítica del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, sobre el manejo de un evento de "paz urbana", Petro replicó en su cuenta de X: "¿Te refieres al robo de la Lotería de Medellín, alcalde? Yo me avergüenzo de haber puesto dizque un compañero, que terminó robándose la UNGRD con la politiquería. Qué fácil que la esposa del gerente de la lotería se gane la lotería".
Las palabras del presidente detonaron una nueva oleada de reacciones. Aunque la Lotería de Medellín negó cualquier irregularidad en la adjudicación del premio del sorteo #4788, la Procuraduría General de la Nación ordenó la apertura de una indagación preliminar por presunto fraude, instruida por el procurador Gregorio Eljach.
Según el ente de control, la investigación busca esclarecer si hubo o no responsabilidades administrativas o disciplinarias. En paralelo, la Lotería emitió un comunicado en el que asegura que el proceso fue automatizado, sin intervención manual, y que se revisaron más de 10 horas de grabaciones bajo auditorías internas y externas.
Petro, por su parte, fue enfático en que "los órganos disciplinarios y penales deben darnos información" sobre lo ocurrido. Añadió que no se debe avergonzar "de tratar de buscar la paz", pero advirtió que hay quienes se benefician de vivir en la guerra "porque les sirve, precisamente, para robar".
Mientras tanto, el caso de la Lotería continúa en la mira pública, no sólo por lo inusual del hecho, sino por su potencial impacto político y disciplinario.
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