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Economía mexicana enfrenta crisis económica posterior a la pandemia con indicadores de fragilidad y una marcada dependencia en la recuperación económica de Estados Unidos. Entre los pilares que pretenden soportar la crisis está el crecimiento de exportaciones, en especial las no petroleras y la llegada de remesas, mismas que han aumentado considerablemente en este 2020.
México ha sido uno de los países con menos recursos fiscales desplegados para hacer frente a la crisis desembocada por la pandemia, por lo cual se ha apostado en gran medida a buscar impulsos externos a la economía y, dada la dependencia implicada en que más del 80% de nuestras exportaciones sean al vecino del norte, resulta natural que la situación económica de Estados Unidos resulte un pronóstico importante para los mercados e industrias mexicanas.
En palabras propias de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, durante la conferencia matutina del 20 de octubre 2020: "las remesas- envíos de dólares de los mexicanos residentes en el extranjero; en Estados Unidos -sobre todo- nos están sacando del hoyo". Y es que en cálculos de diversas instituciones bancarias para finalizar 2020, las remesas sumarán 40, 000 millones de dólares, cerca del 13% del presupuesto federal para el mismo año. Asimismo, durante el primer semestre de 2020, ingresaron a México 19 mil 074 millones de dólares, significando un incremento del 10.55% en relación a los indicadores de la primera mitad de 2019.
Apuesta en la economía estadounidense también se ve en la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que promete la llegada de inversión extranjera directa a México y coloca al país en una situación clave para la nueva reconfiguración en la economía mundial. Industrias como la automotriz y energía podrían verse beneficiados directamente junto con las actividades productivas que esto conlleva.
Si bien México ocupará un lugar importante en este cambio en la localización de las cadenas de suministro, la estrategia del gobierno mexicano de apostar a la recuperación en Estados Unidos para estabilizar la economía nacional es muy arriesgada dadas las señales de ambigüedad que se pueden generar tras la jornada electoral del próximo 3 de noviembre 2020 y un posible rebrote de contagios por Covid-19 para finalizar el año.
La misma economía norteamericana tiene un pronóstico ambiguo en la recuperación económica. Surgió una ligera baja en las solicitudes de apoyo al desempleo durante las últimas semanas de octubre 2020 y la posibilidad de un nuevo paquete de rescate económico. Por otro lado, existe la latente posibilidad de un rebrote de la pandemia, lo que conllevaría una nueva ola de medidas de confinamiento, complicando más la recuperación económica en Estados Unidos.
De esta forma la economía mexicana pretende potenciar remesas y exportaciones a Estados Unidos, una muestra de la dependencia económica del país latinoamericano en la situación del vecino del Norte, misma que se encuentra en un contexto vulnerable y voluble de cara a las próximas elecciones federales y los enfoques en política pública diametralmente distintos que están en juego.
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