Foto: Gobierno de México
La Inversión Fija Bruta (IFB) tuvo un retroceso en junio 2021, representando el mayor retraso mensual en nueve meses. Los niveles del indicador presentan cada vez un rezago, mayor a los máximos reportados en 2018, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En este sentido, durante junio de 2021, la inversión tuvo una contracción de 1.80% en comparación mensual y con cifras ajustadas por estacionalidad. Este representó su mayor caída desde septiembre 2020 y simboliza el mayor rezago del indicador desde el máximo obtenido en julio 2018 con un 18.01% de diferencia.
Esta cifra resulta preocupante pues, también respecto al nivel de inversión antes de los efectos de la pandemia (tomando de referencia diciembre 20219), la IFB registra un rezago de 8.15%. Dentro de este indicador, ningún componente muestra una recuperación extendida salvo el indicador de maquinaria, equipo y otros bienes de importación que se elevó marginalmente 0.63%.
Los mayores retrocesos los tuvo la inversión en construcción, que aún se encuentra 12.08% por debajo del nivel prepandemia, destacando la debilidad en inversión en construcción residencial. Vale recalcar que la inversión residencial ha sido la más castigada en toda la primera mitad de 2021 con una contracción de 3.83 para el primer semestre. Por el lado contrario, la inversión no residencial ha tenido un crecimiento de 7.74% en la primera mitad de 2021.
Vale recordar que la caída en la IFB comenzó mucho antes de la crisis económica desatada por la pandemia. El registro máximo de este indicador se tuvo en julio de 2008, y fue entre 2016 y 2017 cuando la tendencia a la baja se hizo más aguda. Lo anterior se da entre el final del sexenio del priísta Enrique Peña Nieto y se ha agudizado durante la presente administración.
Con datos de Banco BASE, algunas de las razones posibles del retroceso de la IFB son: el riesgo de un nuevo incremento en casos de coronavirus que afecte las actividades económicas, la incertidumbre en las tasas de interés internacionales y los cambios permanentes en los hábitos de consumo pospandemia. Estos cambios podrían afectar la inversión en gastos de maquinaria y equipo, así como las necesidades de vivienda y construcción y por ende la IFB. Así, resulta preocupante el retroceso registrado por la inversión fija bruta por debajo de los niveles pre-pandemia, que podría traer consecuencias graves en la economía en el corto plazo.
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