Foto: Alan Cortés (NotiPress)
Ante la creciente popularidad de las criptomonedas en la economía internacional, el debate acerca de su uso popular se vuelve cada vez más relevante entre políticos y economistas a través del mundo. Lo que para ciertas personas representa un sistema financiero libre de la intromisión gubernamental para otras figura una posible herramienta de control por parte de empresas privadas carentes de regulación. En los últimos años, el empleo de esta moneda digital ha sobrepasado las expectativas de los escépticos, siendo reconocida como moneda nacional en curso legal en ciertos países del globo.
En junio del 2021, El Salvador sorprendió al gobierno mundial cuando Nayib Bukele, presidente de la nación, decidió adoptar los criptoactivos como moneda nacional en adición al dólar estadounidense. El mandatario aseguró que esta decisión generaría empleos e impulsaría la inclusión financiera de la población no perteneciente a la economía formal del país.
No es la primera nación que considera el posible uso de la criptodivisa en su economía pública, previamente Venezuela y Cuba evaluaron el posible uso del Bitcoin. Puesto a que estos países están sometidos a bloqueos financieros por parte de Estados Unidos, este medio de intercambio les brinda la oportunidad de no depender de bancos o gobiernos externos.
Lo ocurrido en estos países latinoamericanos originó una contraposición de Estados Unidos, donde aseguran que el uso del bitcoin está ampliamente asociado con actividades ilícitas relacionadas con el terrorismo y el lavado de dinero. Janet Yellen, presidenta del Tesoro de EU, resalta la ineficiencia de este medio digital, ya que resulta ser una amenaza para la extraterritorialidad del dólar. A través de este proceso, jueces estadounidenses cuentan con la autoridad de aplicar sanciones contra cualquier transacción realizada en dólares, procedimiento poco viable con el uso de bitcoins.
Frente a la polémica financiera, Elizabeth Warren, senadora estadounidense, exige la inmediata regulación de esta criptodivisa y junto con Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, advierten de posibles ataques ransomware dirigidos a sus usuarios. Asimismo, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, resaltó la imposibilidad de que la criptodivisa se integre en un marco de vigilancia de transferencias monetarias. Esto se debe a la dificultad de reglamentar y regularizar este medio de intercambio digital.
Construidas bajo el supuesto de una autonomía informática, las criptomonedas resultaron ser endebles ante el control y la manipulación por parte de propagandistas y compañías con fines de lucro, aseguró Lane Rettig. El empresario y ex programador de la Fundación Ethereum, organización dedicada al desarrollo de tecnologías blockchain, afirma que la criptodivisa es más vulnerable a la censura de lo anticipado. Gracias a esto, los bancos y gobiernos de múltiples países se oponen fuertemente ante el uso global de este medio digital de intercambio.
La volatilidad de este vale financiero y la posible descentralización del monopolio monetario colocan a los criptoactivos en el centro de acalorados debates políticos. Aún cuando este medio está adquiriendo popularidad, su uso habitual todavía parece improbable puesto a que esto implicaría una competencia con las monedas fiduciarias respaldadas por los bancos y gobiernos a nivel mundial.
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