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En un contexto de creciente tensión política y fragmentación partidaria, Bolivia celebrará elecciones generales el domingo 17 de agosto de 2025. La jornada convocará a más de siete millones de ciudadanos para elegir al nuevo Presidente, Vicepresidente, 130 diputados y 36 senadores que integrarán la Asamblea Legislativa Plurinacional.
La elección ocurre en medio de una marcada polarización. El Movimiento al Socialismo (MAS), partido dominante desde 2006, llega a la contienda dividido entre dos corrientes: los "evistas", leales al expresidente Evo Morales, y los "arcistas", alineados con el actual mandatario Luis Arce. Este último anunció que no buscará la reelección y expresó su apoyo a Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular, exaliado de Morales y actual figura emergente dentro de la izquierda.
El panorama se complicó tras la decisión del Tribunal Constitucional que inhabilitó a Evo Morales como candidato. Según el fallo, la Constitución boliviana no permite una segunda reelección, continua o discontinua. En respuesta, Morales declaró que dicha resolución "viola sus derechos" mientras actualmente se encuentra en el Chapare, región donde mantiene su influencia política.
La oposición también se presenta fragmentada. Entre los candidatos más destacados figura Samuel Doria Medina, de Alianza Unidad, quien encabeza las encuestas con 21,2 % de intención de voto, según el último sondeo de Ipsos-Ciesmori para Unitel. Le sigue el expresidente Jorge Quiroga, de Libertad y Democracia, con un 20 %. De mantenerse estos resultados, Bolivia se encaminaría a una segunda vuelta electoral prevista para el 19 de octubre, ya que ningún aspirante superaría los umbrales legales para evitar el balotaje.
A nivel económico, Bolivia enfrenta una situación compleja. La inflación interanual alcanzó el 25 % en julio, mientras que las exportaciones de hidrocarburos cayeron un 37 % en el primer cuatrimestre del año, con una pérdida de 220 millones de dólares. El Banco Mundial advirtió sobre la "fragilidad del sistema económico" e instó al país a diversificar su matriz productiva e incentivar la participación del sector privado.
En este entorno, la ciudadanía deberá definir el rumbo político del país, condicionado no solo por las disputas internas entre bloques políticos, sino también por una economía debilitada. Las reservas internacionales se redujeron, y las expectativas económicas están influenciadas por la volatilidad global y la dependencia de materias primas como el gas y el litio.
La encuesta de Ipsos-Ciesmori también reveló que el 13,3 % del electorado se mantiene indeciso, mientras que los votos nulos y blancos representan un 19,8 %. En conjunto, estos sectores no definidos superan el apoyo individual de los dos candidatos punteros, lo cual introduce un factor de alta incertidumbre para la primera vuelta.
Además de Doria Medina y Quiroga, figuran otros seis aspirantes, entre ellos Manfred Reyes, Andrónico Rodríguez y Eduardo del Castillo, representante del oficialismo. Este último registra apenas un 1,5 % de respaldo, según el mismo estudio.
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