Ciudad de México,
Axel Olivares
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La educación ha sido un problema constante en Latinoamérica. Según datos arrojados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en 2015, alrededor de un tercio de todos los estudiantes de 15 años del continente no habían adquirido los conocimientos básicos en lengua y matemática. Así, lo alarmante del asunto radica en que esto puede suceder a pesar de que los estudiantes logren matricularse. De esta forma, América Latina se caracteriza por no desarrollar un sistema sólido en materia de educación, pues experimenta avances esporádicos para, luego, volver a retroceder.
Frente a esto, el politólogo, Ben Ross Schneider’s, evalúa esta problemática en su libro "Rutas hacia la reforma: políticas educativas en América Latina". El politólogo y profesor de ciencias políticas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) analiza el alcance de las reformas educativas en diferentes países de la región. Como resultado, logra resaltar la naturaleza de las políticas educativas en Latinoamérica.
Durante siglos, los dos flagelos y las características definitorias de la economía política de América Latina han sido la pobreza y la desigualdad", afirma Schneider’s. Sin embargo, "la mejor y probablemente única manera de superar estos flagelos a largo plazo es una educación de calidad para todos".Así, la esencia de la educación en América Latina, apunta Schneider’s, se distingue por múltiples razones si se compara con otras regiones. Por un lado, hay un "espacio político vacío" en donde no hay actores que ejerzan presión para mejorar la educación. "La mayoría de los sistemas educativos en América Latina son nacionales y es difícil para los padres tener influencia a nivel nacional (…) y los padres más ricos y acomodados en su mayoría han trasladado a sus hijos a escuelas privadas, por lo que no les importa el sistema de educación pública", afirma el politólogo.
Por otro lado, los efectos de las mejoras en la educación tardan mucho en manifestarse. Como consecuencia, se hace muy difícil consolidar un apoyo político a las instituciones educativas. Las mejoras que se refiere Schneider’s son varias, pero él se centra particularmente en la enseñanza. "La calidad de la enseñanza es el factor más importante para el aprendizaje de los estudiantes en las escuelas (…). Hay mucho que hacer al contratar mejor, capacitar mejor, ofrecer a los docentes más incentivos y brindarles una mejor carrera como docentes. Es lo mejor, pero es la reforma política y organizativamente más difícil de lograr".
Actualmente, Schneider’s es director del programa MIT en Chile y es en este país en donde el politólogo observa que hubo un largo período de acción y discusión sobre el tema, lo cual condujo a reformas profundas en 2016. El país escapa de lo que Schneider’s llama "opción tecnocrática", es decir, la intervención de grupos ya formados que frenan las reformas, estos pueden ser desde partidos políticos hasta algunos sindicatos docentes.
En otro orden de cosas, Schneider’s hace hincapié en que no hay que preguntarse cuál es el único camino correcto para mejorar la educación, esa es "desafortunadamente, la pregunta equivocada". Lo importante es el entorno al momento de elegir un camino, lo cual le provee de mayores o menores probabilidades. El autor decide evaluar el problema sin fórmulas universales, sino, comprendiendo el contexto latinoamericano.