Colombia se une a la Franja y la Ruta: ¿un paso calculado o un riesgo asumido?

 15-05-2025
Judith Moreno
   
Portada | Internacional
Lommes (Wiki Commons: CC BY-SA 4.0)

El 14 de mayo de 2025, Colombia se sumó oficialmente a la Iniciativa de Franja y la Ruta, impulsada por China desde 2013. Esta adhesión representa un paso importante dentro de la estrategia del país sudamericano para fortalecer la cooperación internacional e impulsar proyectos de infraestructura, energía y tecnología con capital extranjero.

Más de 150 países forman parte de esta iniciativa global, incluyendo una decena de naciones latinoamericanas. Entre estos figuran Perú y Chile, dos ejemplos regionales que experimentaron una creciente participación de empresas chinas en sectores estratégicos. Sus experiencias ofrecen referencias útiles para la administración colombiana, según coinciden analistas.

En el caso de Perú, la industria de transmisión de energía presenta una fuerte concentración bajo firmas chinas. Margaret Myers, exdirectora del programa Asia y América Latina del Diálogo Interamericano, advirtió para BBC Mundo que esta situación alerta sobre posibles monopolios en sectores locales.

Chile, por su parte, también figura entre los países con mayor exposición a inversiones chinas, principalmente en minería y servicios básicos. Este panorama refuerza la necesidad de establecer marcos regulatorios claros y evitar condiciones que limiten la competencia dentro del mercado.

Para Colombia, la firma del memorando con China implica cooperación en diversas áreas, entre ellas infraestructura vial, conectividad digital, educación, salud, medio ambiente y finanzas. Se trata de una reafirmación de una relación bilateral que ya muestra un intercambio comercial en expansión, con exportaciones por 2.165 millones de dólares en 2022 y un volumen importador de 16.000 millones.

A pesar de los beneficios económicos representados por estas relaciones, especialistas subrayan la importancia de mantener una política de diversificación. La intención es evitar un escenario donde las inversiones extranjeras se concentren únicamente en empresas provenientes de un mismo origen, lo que podría generar dependencia económica o limitar la autonomía estratégica del país.

Según Myers, "Colombia debe aprender de otros países en la región, como Chile y Perú, y evitar que las inversiones chinas se conviertan en monopolios de algunas industrias". En ese sentido, se plantea la necesidad de vigilar el desarrollo de estos acuerdos con atención.

También, Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis, señaló para BBC Mundo que "deberíamos debatir más sobre los valores que compartimos con China". Entre sus preocupaciones menciona la compatibilidad de principios democráticos, transparencia y derechos humanos frente al modelo político y económico del país asiático.

Diversas voces coinciden en que el desafío para Colombia no radica únicamente en atraer inversión, sino en gestionar con precisión su integración a esquemas multilaterales donde los intereses económicos conviven con dinámicas de poder. Observar de cerca los resultados de países latinoamericanos con trayectorias similares permitirá tomar decisiones con mayor información y prever impactos estructurales. Esta etapa requerirá una supervisión continua de los términos acordados y una política económica coherente con los objetivos nacionales de desarrollo y estabilidad.




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