Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Donald Trump fue recolectando popularidad nuevamente desde el inicio de la campaña electoral. Los índices de popularidad fueron cuesta arriba para el candidato republicano, el cual no se vio afectado ni siquiera por ser declarado culpable de 34 cargos. De hecho, cada acusación se vio reflejada como una razón más por parte de los republicanos para votar por Donald Trump, quien acusó a todo el sistema judicial de querer evitar su reelección como presidente.
A medida que la imagen del presidente Biden caía en las encuestas, sobre todo después de la pobre actuación del mandatario en el primer debate en CNN, Trump fue consolidando aún más la posibilidad de llegar a un segundo mandato. No obstante, el momento bisagra de la campaña presidencial fue, sin duda, el atentado contra Trump. Luego de que el expresidente se salvó de milagro del atentado, el cual pudo costarle la vida, el panorama político se sacudió por completo.
La Convención Nacional Republicana celebrada días después del fallido intento de asesinato fue el escenario perfecto para Donald Trump, quien fue recibido con ovación entre los republicanos, de los cuales muchos asistieron con una oreja tapada consolidándose con el candidato. Su reaparición pública lo hizo escalar aún más en las encuestas, mientras que Biden contrajo Covid días después, lo cual no le ayudó mucho a la imagen del demócrata.
Después del atentado, el partido demócrata debió tomar medidas drásticas para revertir el estrepitoso ascenso de Trump y ceder a lo mínimo que todos le exigían: retirar a Joe Biden de la campaña. De todas formas, los republicanos no cantaron victoria, ya que su vicepresidenta, Kamala Harris, se presenta como la opción más probable para reemplazar al presidente en la campaña.
Pese a que Trump no ha perdido popularidad por este reordenamiento en el partido demócrata, no puede ignorar que Harris está ascendiendo en su popularidad. Sin embargo, ambos candidatos siguen cabeza a cabeza y deben ganarse la aceptación en estados claves para cada partido.
No obstante, los ecos del atentado no terminaron ahí. Un día después del siniestro comenzaron a buscar a las autoridades responsables. La principal señalada fue la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, quien tuvo que dar explicaciones ante el Comité de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes. La funcionaria finalmente renunció a su cargo el 23 de julio al reconocer que no pudo garantizar la seguridad del expresidente.
Ante el panorama que se les presenta a cada candidato, actualmente cabe preguntarse si todo hubiese transcurrido de la misma forma si Trump no hubiera sufrido el atentado que casi le cuesta la vida. Por el ritmo acelerado que ha adquirido cada campaña, podría decirse que todo fue diferente a partir de ese momento en la política estadounidense.
DESCARGA LA NOTA SÍGUENOS EN GOOGLE NEWS
