Foto: Pedro Basilio (NotiPress)
En la Cumbre del G-20, en una reunión de más de una hora en Osaka, Japón, se reunieron Donald Trump y Xi-Jinping, representantes de Estados Unidos y China respectivamente. En la reunión acordaron encausar las negociaciones comerciales y relajaron las tensiones generadas por la amenaza estadounidense de imponer aranceles a todas las importaciones chinas.
Una parte clave de este acercamiento, fue el anuncio por parte del presidente Donald Trump mediante el cual autorizó a las empresas estadounidenses vender partes y equipos a Huawei, la gran empresa china. Las declaraciones representan una disminución en la tensión existente entre ambas naciones después de que Estados Unidos en mayo de 2019, firmara una orden ejecutiva que autoriza al gobierno federal prohibir que las operadoras del país la compra equipos de telecomunicaciones de fabricación extranjera cuyas empresas supongan una amenaza para la seguridad nacional, como se argumentó sucede con Huawei.
Por su parte China ha reducido los sectores y actividades económicas que sujetas a restricciones para los inversores extranjeros. Entre las medidas principales de la apertura a la inversión internacional anunciadas por Xi Jinping están una mayor apertura a las industrias de la agricultura, minería, manufactura y servicios, y la puesta en marcha de seis zonas piloto de libre comercio en los próximos meses.
En este contexto, el anuncio representa una buena señal para la relación bilateral ya que, al terminar las actividades del G-20, el presidente estadounidense comentó que durante la reunión, China reiteró su compromiso a comprar mayores cantidades de productos agrícolas de Estados Unidos, como parte del acuerdo para iniciar negociaciones comerciales.
Al respecto de lo acontecido durante el G-20 y lo expresado por sus protagonistas, el asesor económico de la Casa Blanca Larry Kudlow insistió en que las licencias expuestas por el presidente tendrían un carácter temporal y tenían que ser previamente proporcionadas por el Departamento de Comercio. Asimismo expresó que no existen compromisos concretos todavía ni fechas definidas para negociaciones próximas e insistió en que China debe remediar antes algunos de los asuntos que provocaron la tensión en la relación comercial.
Si bien todavía no hay una fecha específica para el fin del conflicto, la disminución de la tensión suscitada tras la cumbre, representa una pausa en la turbulencia en los mercados globales e incluso puede ser favorable para la aceleración de la economía global. En los próximos días se verá si el ambiente logrado durante la Cumbre del G-20 afecta de manera positiva los mercados y la guerra comercial.
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