Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: X @WhiteHouse
El Gobierno de Donald Trump publicó el 5 de diciembre de 2025 su nueva Estrategia Nacional de Seguridad, un documento de 33 páginas que refuerza la política exterior de la actual administración, con especial énfasis en América Latina. Bajo una reinterpretación de la histórica Doctrina Monroe, el texto introduce el denominado "Corolario Trump", que busca reafirmar la influencia de Washington en la región y contrarrestar la presencia de actores externos considerados hostiles.
Respaldados por la doctrina de la década de 1820 que considera a América Latina el "patio trasero" de Estados Unidos, el Ejecutivo norteamericano anunció que "reajustará nuestra presencia militar global para hacer frente a amenazas urgentes en nuestro hemisferio" y enfatiza que América Latina vuelve a ocupar un lugar central en su estrategia exterior.
Entre los principales objetivos, el informe destaca la necesidad de detener la migración irregular, combatir el narcotráfico y asegurar activos estratégicos, como el Canal de Panamá. En este contexto, el documento afirma: "El objetivo es negar a competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas o controlar activos vitales estratégicos en nuestro hemisferio".
La administración Trump apuesta por fortalecer alianzas regionales para establecer un marco de cooperación que permita, entre otros aspectos, frenar el flujo de drogas y migrantes hacia Estados Unidos. El texto subraya: "Nos apoyaremos en naciones aliadas para controlar la migración, detener los flujos de drogas y fortalecer la estabilidad y seguridad en tierra y mar".
"Recompensaremos y alentaremos a los gobiernos, partidos políticos y movimientos de la región que se alinean ampliamente con nuestros principios y estrategia", señala el documento, aunque también abre un pequeño margen al diálogo al indicar que "no debemos ignorar a los gobiernos con perspectivas diferentes, con quienes, sin embargo, compartimos intereses y que desean colaborar con nosotros".
Además, en los albores de un potencial enfrentamiento cara a cara con el régimen venezolano y el bombardeo constante de presuntas narcolanchas en el Caribe, Washington anticipa un uso más activo de instrumentos de presión económica y diplomática. La Casa Blanca buscará "reducir la influencia de competidores no hemisféricos mediante acuerdos comerciales recíprocos, control de inversiones estratégicas y fortalecimiento de cadenas de suministro regionales".
La nueva estrategia también reitera un discurso duro sobre migración y fronteras. "La era de las migraciones masivas debe llegar a su fin. La seguridad de las fronteras es el elemento principal de la seguridad nacional", se lee en el apartado dedicado a prioridades estratégicas.
En el contexto regional, la estrategia advierte que los países de América Latina deberán alinearse con los intereses estadounidenses si desean mantener relaciones estratégicas. El documento enfatiza que "la preeminencia estadounidense en el hemisferio es una condición para nuestra seguridad y prosperidad".
Por otra parte, aunque se reconoce la continuidad del desafío que representa China a nivel económico global, el foco geopolítico de esta estrategia se reorienta hacia el hemisferio occidental. El Medio Oriente, que históricamente absorbía gran parte de la atención de Washington, recibe un tratamiento secundario. "La razón histórica para centrarse en Oriente Medio disminuirá", indica el documento, al tiempo que revalúa las prioridades de seguridad energética y diplomática.
Finalmente, el texto confirma un distanciamiento crítico de Europa y sus políticas migratorias, declarando que Estados Unidos respaldará a "quienes se opongan a la trayectoria actual de Europa", en referencia directa a los valores promovidos por la Unión Europea.
Siguiendo la línea trazada por la segunda presidencia de Trump en materia de política exterior, la Estrategia Nacional de Seguridad refleja un fortalecimiento de la Doctrina Monroe en la región y marca como prerrogativa la presencia estadounidense en América Latina tanto militar como económicamente con el fin de alejar potencias "no continentales".