Foto: Twitter @HRubenCuello
Este viernes 8 de noviembre 2019, Luiz Inácio Lula da Silva, salió de prisión donde ingresó seis meses antes de las elecciones en la cual obtendría el mandato presidencial, Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil. Lula da Silva, dejó en claro su disposición para liderar la oposición arremetiendo contra el actual jefe de Estado "Dudo que Bolsonaro duerma tranquilo, que se preparen" comentó el exmandatario brasileño.
Decisión del juez Danilo Pereira Júnior, del 12 Juzgado Federal de Curitiba, se publicó por la tarde del viernes donde se determinó la "interrupción de la pena privativa de libertad" de Lula, con base en la decisión tomada el jueves 7 de noviembre 2019 por la Corte Suprema. Dentro de las dependencias de la Policía Federal, familiares de Lula, esperaban con ansiedad la llegada de los abogados que acompañarían el procedimiento de liberación.
Lula da Silva y su reciente salida de la cárcel, está cargada de simbolismos pues dota de vitalidad las expectativas de que el movimiento de izquierda en Brasil consiga retomar el rumbo. Según el propio Lula da Silva, en la cárcel redactó un plan minucioso para retomar el liderazgo en las calles de Brasil y de esta forma crear una oposición frontal a Bolsonaro. "Bolsonaro llegó a confesar que perdía las elecciones si yo competía. Él le debe su campaña a Moro y a las fakes news. Yo duermo con la conciencia tranquila y dudo que Moro duerma con la conciencia tranquila. Y dudo que Bolsonaro duerma con la conciencia tranquila", arremetió Lula desde un escenario repleto de dirigentes antes de aclarar que, tras pasar un tiempo con su familia, viajará por todo Brasil para reorganizar las bases de izquierda en el país.
Asimismo, el presidente de Brasil en el periodo 2003-2011, hizo un recuento del panorama regional, solicitando mayor solidaridad para el pueblo chileno y Evo Morales en Bolivia, frente a los "ataques de la derecha".
Para salir de prisión, Lula da silva se benefició de una decisión del Tribunal Supremo Federal que consideró inconstitucional el que alguien esté preso hasta no haberse agotado todos los recursos posibles. Sin embargo, Lula, fue condenado en 2018 a ocho años y diez meses de cárcel por corrupción y blanqueo de dinero, cargos de los cuales no ha sido declarado inocente. Por lo anterior, el expresidente de Brasil no es presidenciable de no anularse su condena. Para ello, el Supremo debería anular la condena de Moro, próxima batalla legal de su defensa y la militancia.
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