Foto: Patricia Manero (NotiPress/Composición)
Recientemente, el candidato republicano, Donald Trump, aseguró que, de ganar las elecciones, creará una comisión de eficiencia gubernamental y será dirigida por el CEO de Tesla, Elon Musk. La entidad se encargaría de evaluar aspectos financieros y operativos del Gobierno para hacer "reformas drásticas" que mejoren el rendimiento fiscal.
La noticia la dio durante un evento de campaña en el New York Economic Club. Trump aseguró que la idea fue de Musk "quien me ha dado su completo y total respaldo". Sobre el liderazgo de la comisión, Trump adelantó que "Elon ha aceptado liderar el grupo de trabajo".
Trump resalta la necesidad de la comisión para combatir los "fraudes" y "pagos indebidos" que afectan al tesoro público. La junta tendría el trabajo de elaborar un plan con "reformas drásticas" para eliminar las fugas de capitales en un plazo de seis meses. "Tenemos que hacerlo. No podemos seguir como estamos ahora", afirmó el líder republicano.
Por su parte, el líder de Tesla respondió a la invitación de Trump. En su cuenta de X publicó: "Espero poder servir a Estados Unidos si surge la oportunidad. No se necesita sueldo, ni título, ni reconocimiento. [Una comisión así] desbloquearía una prosperidad tremenda para el país. Hay mucho despilfarro y regulación innecesaria en el gobierno que debe desaparecer"
Sin embargo, la participación de Musk en un potencial nuevo gobierno de Trump es motivo de alarma para los analistas quienes aseguran que podría representar un conflicto de interés. De acuerdo con OpenSecrets, un grupo de investigación y transparencia gubernamental, Tesla destinó 270 mil dólares durante el primer trimestre de 2023 para incidir en legislaciones sobre la industria automotriz en todo el mundo. Lo mismo ocurrió con SpaceX, que invirtió 690 mil dólares en los sectores aeroespacial, de defensa y de telecomunicaciones.
De ser el líder de la comisión de eficiencia, Musk tendría las herramientas para desarticular las funciones de algunos organismos regulatorios que le causaron dolores de cabeza al empresario en el pasado, tales como la Comisión de Bolsa y Valores o la Junta Nacional de Relaciones Laborales. Ambas entidades abrieron varias investigaciones en torno a las operaciones y transacciones de las compañías del magnate.
El acercamiento entre Trump y Musk sigue sorprendiendo, sobre todo por el programa proteccionista del republicano, el cual podría afectar las operaciones de Tesla. De ser reelegido, Trump prometió eliminar el crédito fiscal de 7,500 dólares que actualmente el gobierno de Joe Biden ofrece a los ciudadanos para que compren vehículos con cero emisiones.
Además, pretende endurecer los aranceles de los autos eléctricos provenientes de China. No obstante, Tesla reforzó las relaciones con el país asiático, expandiendo sus fábricas en varias ciudades. En mayo, comenzó a construir una fábrica en Shanghái y en abril, Musk se reunió con funcionarios chinos para negociar una licencia que le permita a la firma vender sus sistemas de conducción asistida y automatizada en China.
Pero, al mismo tiempo, Musk declaró a The Wall Street Journal mantener conversaciones por teléfono con Trump "varias veces al mes" en las cuales hablan sobre inmigración, ciencia y tecnología. Asegura también que sus ideologías son muy cercanas y que próximamente planea donar hasta 45 millones de dólares mensuales a un comité de acción política a favor de Trump.
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