
Foto: Gustavo Torres (NotiPress/Composición)
La decisión del gobierno estadounidense de imponer un arancel del 25% sobre vehículos y ciertas autopartes importadas genera efectos contrastantes entre los fabricantes que operan en el país. A partir del 2 de abril, la medida afectará especialmente a quienes dependen del ensamblaje en el extranjero, mientras que empresas con producción nacional lograrán evitar parte del impacto directo.
Ford Motor Company percibirá el encarecimiento sobre el costo de sus modelos clave, incluido el Mustang Mach-E, ensamblado en México, y la camioneta híbrida Maverick. Paralelamente, General Motors enfrentará una situación similar con sus unidades eléctricas Blazer y Equinox, también fabricadas en territorio mexicano. Hyundai, por su parte, produce la mayoría de sus vehículos eléctricos en Corea del Sur, lo que incrementará sus costos de entrada al mercado estadounidense.
Mientras tanto, Tesla se encuentra entre los fabricantes menos expuestos a esta política, debido a su operación centrada en Fremont, California, y Austin, Texas. Aunque entre un 20% y 30% de sus autopartes provienen del extranjero, el ensamblaje nacional permite sortear los nuevos tributos sobre vehículos completos. Cabe destacar que la marca enfrenta serios problemas de ventas tanto en Estados Unidos como en el mundo. En ese contexto, el líder de la compañía, Elon Musk, confirmó que, aunque el impacto no será total, Tesla tampoco quedará inmune a los aumentos.
Rivian y Lucid Motors, empresas emergentes con sedes de producción en Illinois y Arizona, respectivamente, también esquivarán los aranceles sobre automóviles terminados. No obstante, la utilización de componentes provenientes del exterior podría alterar sus proyecciones de costos.
Dicha medida introduce una fragmentación en el mercado, en el que algunos fabricantes deberán absorber o trasladar a los consumidores los nuevos costos. Otras marcas se verán obligadas a mantener una estructura más estable en el corto plazo.
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