Ciudad de México,
Ali Figueroa
Crédito foto: Robert Kerton (WikiCommons: CC BY 3.0) (foto sin cambios)
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la acuicultura tiene el potencial de mejorar la disponibilidad de alimentos por medio del apoyo técnico y sostenible o otros sectores. En un estudio publicado a través de su portal oficial, la OIT informó que la pandemia por Covid-19 dejó una importante enseñanza sobre la participación de este sector en temas de inclusión laboral, manejo de materias primas, y resiliencia para la producción de pescado.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural define la acuicultura, también conocida bajo el nombre de acuacultura, como el cultivo y producción de organismos endémicos de agua dulce o salada. Entre sus prácticas se encuentran el uso de presas, lagunas y granjas especializadas para proveer productos y subproductos de la flora y fauna acuática. Bajo esta línea resulta un sector con actividades paralelas a las prácticas pesqueras, pero con usos extensivos, semi-intensivos, e intensivos de estanques.
Al respecto la OIT publicó las conclusiones de sus especialistas que participaron en la cumbre de Ginebra entre el 13 y 17 de diciembre. Según los datos sobre las condiciones de trabajo, al menos 20.5 millones de personas ocupadas tienen un empleo en la producción de acuicultura. Asimismo la fuente de empleo y suministros del sector han impulsado el bienestar de las comunidades rurales y ha beneficiado su producción agrícola, especialmente en las mismas zonas costeras. Expertos de la cumbre organizada por esta organización indicaron, el confinamiento sanitario afectó la cadena de suministros y resaltó la importancia de este sector ante la escasez.
Por su parte la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) reconoció el importante papel de la acuicultura para la salud alimentaria, motivo por el cual requiere un modelo de negocios basado en sostenibilidad y economía circular. Según especialistas el modelo de negocios de la economía circular consiste en generar la renovación de los recursos naturales y dar prioridad a políticas sostenibles.
Ante ello, la FAO publicó una serie de lineamientos para alcanzar la acuicultura sostenible con base en su relación con la agricultura, pesca y suministros. Estas se dividen principalmente en reconocimiento y recompensas justas para los acuicultores, distribución equitativa de los beneficios y costos, creación de empleos, disponibilidad de su flora, y empoderamiento de las mujeres. Finalmente, ya que 80% de la producción acuícola proviene de peces omnívoros y moluscos, su producción puede ayudar a mitigar el déficit de subproductos de estos animales provenientes de la pesca.