México,
Noelia Acuña
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
México se enfrenta a una serie de desafíos que podrían impactar en el crecimiento económico en el corto y mediano plazo. A pesar de contar con un potencial considerable, la economía mexicana está en una encrucijada debido a varios factores de riesgo internos y externos. Entre los riesgos internos, se destacan cuestiones como la sucesión de poder, la posible reforma judicial y la informalidad laboral, que pueden influir en la estabilidad y el desarrollo económico del país.
Estos riesgos, combinados con factores externos como la volatilidad en el comercio internacional y la incertidumbre global, configuran un panorama que requiere una evaluación detallada para entender mejor las perspectivas económicas futuras. Sin embargo, la economista Gabriela Siller destacó para el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) varios de estos factores críticos.
Uno de los riesgos internos más característicos es la sucesión de poder. El próximo 1 de septiembre de 2024 se instalará la LXVI Legislatura del Congreso de la Unión, con una composición mayoritaria de miembros de la coalición encabezada por el partido oficialista y, un mes después, Claudia Sheinbaum asumirá la presidencia de la República. Aunque la campaña electoral mostró una probable continuación de la agenda de López Obrador, existe el riesgo de que Sheinbaum pueda adoptar una postura más moderada.
Sin embargo, la continuidad de políticas que incrementan el rol del Estado en la economía podría restringir la participación del sector privado y afectar negativamente la economía. Otro factor que destaca Siller es la posible aprobación de la reforma judicial propuesta por López Obrador. Esta reforma podría dejar a ciudadanos y participantes del mercado en una posición indefensa frente a actos de las autoridades, reduciendo el potencial de crecimiento económico.
Además, la disminución en la inversión pública debido a la falta de espacio fiscal plantea un desafío considerable. El endeudamiento del Gobierno federal en 2024 obligará a una consolidación fiscal sin recursos suficientes para inversión física, limitando el desarrollo de infraestructuras clave. Las iniciativas de reformas planteadas por el presidente, que incluyen la posible desaparición de órganos autónomos en materia de competencia económica y organización industrial, también representan un peligro. Estas reformas podrían afectar negativamente el entorno de negocios y limitar la competencia en diversos sectores.
La persistencia de la inflación en niveles altos es otro factor preocupante debido a que la inflación reduce el poder adquisitivo de los consumidores y limita el crecimiento del consumo. Aferrado a esto se encuentra la volatilidad del tipo de cambio que añade una capa adicional de incertidumbre. Dicha volatilidad puede presionar al alza la inflación de las mercancías y complicar la planificación empresarial, especialmente en el comercio exterior.
Otro de los factores internos es la informalidad laboral, un problema persistente en México y, aunque disminuyó lentamente en los últimos años, la tasa de informalidad sigue siendo alta, con un promedio de 54.7% en los 12 meses recientes. Este ritmo de disminución implica que México podría tardar más de un siglo en alcanzar tasas de informalidad comparables a las de países como Chile. No obstante, la informalidad limita el acceso de las empresas a créditos y vulnera los ingresos de los trabajadores informales.
Finalmente, los factores internos analizados por la economista, en combinación con los riesgos externos, como las elecciones en Estados Unidos y la posibilidad de desaceleración económica global, acentúan la complejidad del panorama económico de México. Según Siller, las proyecciones indican que el crecimiento del PIB será de 1.3% en 2024 y podría desacelerarse aún más a 0.8% en 2025, con un rezago significativo en el PIB per cápita respecto a los niveles previos a la crisis de 2019.