Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: Gustavo Torres (NotiPress)
La empresa KPMG presentó el informe "El impacto de los delitos financieros" en donde destaca la creciente sofisticación y frecuencia de los crímenes financieros en las organizaciones. Los fraudes, la corrupción y otros delitos financieros representan riesgos significativos para empresas de todo tipo, lo que exige estrategias integrales y preventivas para combatirlos.
A pesar de la existencia de marcos normativos internacionales y mejores prácticas, el informe revela que menos de la mitad de las empresas mexicanas (42%) cuentan con un programa completo de prevención de delitos financieros, mientras que un 21% no tiene ninguna medida formal. Solo un 33% de las empresas considera que sus controles actuales son adecuados para mitigar estos riesgos. Esto pone de manifiesto la necesidad de reforzar los sistemas de control y prevención en las organizaciones.
El estudio subraya que, aunque el capital humano es una de las principales fortalezas de las empresas, también puede convertirse en el eslabón más débil. Los errores o actos humanos son los principales responsables de la ruptura de los controles, a diferencia de las máquinas o sistemas, que no pueden ser corrompidos. Este hecho resalta la importancia de formar y supervisar adecuadamente a los empleados para prevenir la corrupción interna.
De acuerdo con el informe, al cual NotiPress tuvo acceso, el fraude interno es la modalidad más común, representando el 62% de los casos en 2020. Este tipo de delito suele estar asociado a ambientes laborales hostiles, controles internos débiles y bajos niveles de ética organizacional. Por su parte, el fraude externo y los casos de colusión entre empleados internos y externos alcanzan el 20%, manteniéndose en niveles estables durante los últimos años.
Al mismo tiempo, el costo promedio de cada evento de fraude se ubica en los 1,400,000 pesos, representando un 1% de las ventas anuales de las compañías. Sin embargo, el informe señala que el 8% de las empresas no pudo cuantificar las pérdidas sufridas por este tipo de delitos.
Según el documento de KPMG, la detección de los fraudes se realiza principalmente a través de denuncias internas (31%) y controles internos (27%). Sin embargo, muchas empresas se limitan a despedir al personal implicado sin iniciar procesos legales; solo el 33% de las organizaciones optó por iniciar acciones penales, mientras que apenas el 17% implementó cambios en sus políticas internas tras un fraude.
KPMG enfatiza que solo un enfoque integral que incluya políticas, entrenamiento y controles puede reducir la incidencia del fraude dentro de las organizaciones. A pesar de que el fraude es una amenaza para todas las industrias, solo el 41% de las empresas cuenta con un programa completo de prevención, detección y respuesta ante estos delitos. El informe de KPMG pone en relieve la urgencia de adoptar programas más robustos y preventivos que aborden las vulnerabilidades internas de las organizaciones para enfrentar los crecientes riesgos financieros.