Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El ámbito empresarial es un entorno en constante cambio que intenta sacarle provecho hasta al más mínimo detalle. En los últimos años, el fomento de la diversidad en el espacio de trabajo tomó prioridad entre las organizaciones, pero un aspecto que a menudo se pasa por alto es la neurodiversidad. Este concepto se refiere a la variación natural en cómo las personas piensan, procesan la información y experimentan el mundo.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial (WEF), personas neurodivergentes, como las que padecen autismo, TDAH, dislexia o síndrome de Tourette, pueden aportar fortalezas únicas al lugar de trabajo. Sin embargo, su inclusión sigue siendo limitada.
Visto como diferencias en lugar de déficits, la neurodiversidad puede sumar a las compañías una serie de beneficios tales como un pensamiento analítico hasta la creatividad y la capacidad de resolver problemas. Estas fortalezas se reconocen cada vez para navegar por las complejidades del panorama empresarial moderno.
Según Amy Edmondson, de la Escuela de Negocios de Harvard, la seguridad psicológica permite a los empleados asumir riesgos y ser ellos mismos. Esto es particularmente importante para los trabajadores neurodivergentes, que a menudo sienten la necesidad de ocultar su verdadera naturaleza para adaptarse a los entornos de trabajo tradicionales. Además del estrés que implica este enmascaramiento, limita también su capacidad de contribuir de manera significativa a la organización, afirma Edmondson.
Por otra parte, muchos líderes sénior pertenecen a este sector, por ejemplo, hasta el 25% de los directores ejecutivos cree ser disléxico, pero pocos lo revelan públicamente. Aun así, las empresas que adopten la neuroinclusión obtienen una amplia gama de perspectivas que mejoran la productividad.
Si bien muchos países cuentan con normativas que exigen adaptaciones para personas con capacidades diferentes, los ajustes sencillos en el lugar de trabajo pueden mejorar significativamente la productividad y la retención de los empleados neurodivergentes. Estos ajustes, a menudo gratuitos o de bajo costo, pueden beneficiar no solo a las personas neurodivergentes, sino a todos los trabajadores.
Algunas medidas para fomentar la neuroinclusión
Para crear un lugar de trabajo neuroinclusivo, el WEF sugiere a los altos directivos crear una cultura en la cual todos los empleados se sientan psicológicamente seguros para expresar sus ideas y ser ellos mismos, como también rediseñar las prácticas de contratación para centrarse en las habilidades en lugar de los rasgos. Por otro lado, se recomienda implementar adaptaciones simples como horarios flexibles, espacios tranquilos o tecnologías de asistencia para apoyar a los empleados neurodivergentes, además de invertir en capacitar a gerentes y personal sobre neurodiversidad, disipando mitos y fomentando una mejor comprensión.
La neurodiversidad representa una oportunidad invaluable para impulsar la innovación y el rendimiento en las organizaciones. El WEF sostiene que las empresas que integren la neuroinclusión como parte de sus estrategias de Diversidad, Equidad e Inclusión (DE&I) no solo promoverán un entorno laboral más equitativo y enriquecedor, sino que también fortalecerán su capacidad para competir en un mercado global cada vez más complejo. Al fomentar ambientes seguros y brindar el apoyo adecuado, las organizaciones pueden desbloquear el potencial de todos sus colaboradores, asegurando un futuro más inclusivo y productivo.
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