Foto: FEMEXPALMA
El aceite de palma, cultivo originario de África Occidental ha recibido fuertes críticas de diferentes actores a nivel global. Estas plantas crecen en climas tropicales y requieren abundante agua. Entre 1980 y 2014, la producción creció 15 veces, pasando de 4.5 millones de toneladas a 70 millones de toneladas del aceite. Unas tres cuartas partes del aceite total producido se utiliza en alimentos según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). "El aceite de palma es un insumo básico para muchas industrias, desde alimentos hasta productos cosméticos y de limpieza utilizan algún derivado de la palma, lo cual la hace una actividad con una alta demanda y un mercado potencial muy amplio", dijo a NotiPress en un comunicado la Federación Mexicana de Palma de Aceite (FEMEXPALMA). Por su parte, México produjo en 1990 aproximadamente 2 mil 580 toneladas de aceite. Se calcula que en 2020 la producción superará las 267 mil toneladas
Otros usos incluyen a la industria cosmética, productos de limpieza y en algunos países se producen biocombustibles. Diferentes naciones comenzaron a cuestionar la sostenibilidad de sus cultivos. El Parlamento Europeo aprobó una resolución en abril 2020 con el propósito de limitar la importación de aceite de palma cuyo origen no sea certificado como sostenible.
Cecile Schneider, responsable de políticas europeas de Conservation International, dijo en entrevista con Human Nature, "el aceite de palma es casi omnipresente en los productos de consumo, pero se ha relacionado con la deforestación". La especialista reconoce el alto costo para el clima y la biodiversidad de la expansión agrícola insostenible. La Unión Europea permitió importaciones de productos como carne de res, soja, arroz, maíz, cacao y madera y entre 1990 y 2008, fue el principal importador de productos vinculados a la deforestación, dijo. Esto llevó a la devastación de una región similar al tamaño de Portugal, ilustró la Schneider.
A fin de reducir sus impactos en la biodiversidad, el aceite de palma empezó a producirse de manera sostenible mediante la certificación. Una de las instituciones independientes es la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés), establecida en 2004. La organización sin ánimo de lucro tiene presencia en 94 países y su sede está en Malasia. La certificación establece criterios y sistemas de auditoría para asegurar, su producción respete los derechos laborales y de las comunidades indígenas, como también no se amenacen zonas de biodiversidad, además de promover prácticas agrícolas más limpias.
Por su parte, México sumó sus dos primeras plantas de beneficio con la certificación de empresa sostenible en 2020. El anuncio se dio en Campeche, durante el II Congreso Palmero Mexicano en marzo de 2020. Además, FEMEXPALMA informó, hay más de 10 empresas mexicanas que están en proceso de certificación y también existen proyectos de apoyo a pequeños productores para transitar el camino de la sostenibilidad en los cultivos. Esto coloca a la nación azteca a la vanguardia en materia de responsabilidad.
De acuerdo a datos de IUCN, el 85% del suministro global de aceite de palma, proviene de Malasia e Indonesia. Le siguen Tailandia, Colombia y Nigeria. Su exportación llega a la Unión Europea, China, Estados Unidos y Japón, entre las naciones de mayor consumo.
En cuestión de uso de las tierras, la palma de aceite es uno de los cultivos más eficientes. La palma aceitera produce un 35% de todo el aceite vegetal en un 10% de la tierra asignada a los cultivos oleaginosos. Prohibir el aceite de palma podría resultar en la disminución de los esfuerzos para hacer sostenible la industria, además de incrementar la tierra utilizada para el cultivo de otros oleaginosos como la soja o el girasol, coinciden especialistas. Se estima, la palma aceitera produce hasta nueve veces más aceite por superficie en comparación con otros cultivos.
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