Ciudad de México,
Martín Olivera
Crédito foto: Unsplash
Según un estudio reciente de la Universidad de Texas en Austin, el suroeste de Estados Unidos podría enfrentar condiciones de sequía hasta finales del siglo XXI. La investigación atribuye esta prolongada sequía a cambios térmicos en el Océano Pacífico vinculados al calentamiento global.
Estos resultados fueron publicados la semana pasada por un equipo que analizó núcleos de sedimentos extraídos en las Montañas Rocosas, junto con registros paleoclimáticos y modelos climáticos. El estudio concluye que el calentamiento global inducido por emisiones de gases de efecto invernadero modifica los patrones de calor del Pacífico Norte. Esta situación genera condiciones similares a la fase negativa de la Oscilación Decadal del Pacífico (ODP).
La ODP, un ciclo natural de temperaturas superficiales del mar, suele disminuir las precipitaciones invernales en el suroeste del país. Sin embargo, los investigadores indican que en esta ocasión el fenómeno podría mantenerse mucho más allá de su duración habitual de 30 años. "Si los patrones de temperatura superficial del mar en el Pacífico Norte fueran solo el resultado de procesos relacionados con la variabilidad estocástica habríamos tenido muy mala suerte, como una mala suerte", afirmó Victoria Todd, autora principal y estudiante de doctorado en geociencias.
Actualmente, el suroeste ya enfrenta una megasequía de varias décadas que provocó la reducción de caudales en ríos clave como el Colorado y el Río Grande. Esta situación impactó la recarga de acuíferos subterráneos y obligó a autoridades, comunidades y agricultores a ajustar el consumo de agua y buscar nuevas fuentes de abastecimiento.
Tim Shanahan, profesor asociado en la Escuela Jackson de Geociencias y coautor del estudio, señaló: "Los planificadores deben considerar que esta sequía, estas reducciones en las precipitaciones invernales, probablemente continuarán, y planificar en función de eso".
La investigación utilizó núcleos de sedimentos recolectados décadas atrás y aplicó técnicas geoquímicas para estudiar el Holoceno medio, un periodo de hace 6.000 años cuando el Pacífico Norte se calentó y el suroeste experimentó una sequía de siglos. Los datos revelaron que el fenómeno pasado fue más severo de lo que se pensaba, y el calentamiento actual no obedece a cambios en la vegetación, sino a emisiones industriales.
"En cuanto vimos eso, empezamos a pensar en lo que está sucediendo hoy", dijo Todd, al relacionar los resultados con el patrón climático actual. Durante las últimas tres décadas, la ODP permaneció en su fase negativa, reduciendo la escorrentía y las precipitaciones necesarias para recargar ríos y acuíferos en la región.
Modelos climáticos utilizados en el estudio proyectan que esa fase negativa persistirá hasta 2100. Los investigadores concluyen que los modelos existentes podrían estar subestimando la intensidad de las condiciones de sequía actuales, por eso trabajan en nuevas aproximaciones para evaluar mejor la aridez.
Brian Richter, presidente del grupo Sustainable Waters y experto en temas hídricos, comentó que el estudio refuerza la evidencia sobre la gravedad de la sequía. "¿No es terrible que cada vez que la ciencia mejora, las perspectivas para el clima y el agua parezcan peores?", declaró. Según Richter, el cambio en la percepción entre agricultores es notorio. "Hace cinco años decían que ya habían pasado por sequías y pronto pasaría. Ahora su tono cambió a: ‘Esta es una sequía diferente’".