Ciudad de México,
Fernanda Martínez
Crédito foto: Cortesía Ellen MacArthur
El compromiso firmado por los casi 200 países participantes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), busca llegar a cero emisiones de carbono para 2050. En ese sentido, las naciones deben de adoptar una infraestructura de energías renovables de forma rápida y eficiente. Sin embargo, el sector de las energías renovables tiene un impacto negativo con la construcción de su infraestructura.
Si bien, el sector de las energías renovables tiene como objetivo capturar la energía de fuentes ilimitadas, gran parte de las materias para capturarla y almacenarla son limitados. Por ello, su lucha para mitigar el cambio climático y la contaminación se ha visto obstaculizado mientras el sector va creciendo. Sin embargo, para lograr energías limpias sin un impacto ambiental es necesario que la infraestructura de las energías renovables sean construidas con base a una economía circular.
De acuerdo con un comunicado de prensa de la Fundación Ellen MacArthur, al cual NotiPress tuvo acceso, la capacidad eólica terrestre instalada a nivel mundial fue el doble en comparación con el 2019. Asimismo, países como Estados Unidos, China y aquellos en Europa establecieron planes para incrementar la inversión en energías renovables. Sin embargo, para el 2050 habrá 43 millones de toneladas de residuos de palas de aerogeneradores y 78 millones de toneladas de residuos de paneles solares, según datos de International Renewable Energy Agency (IRENA). Por su parte, la revista Chemical & Engineering News (C&EN), proyecta 2 millones de toneladas en 2030 de residuos de baterías de iones de litio.
Los residuos se generan por el diseño de materiales, los cuales se enfoca en la producción de energía y el costo. Dichos factores permiten al sector de energías renovables con la industria de combustibles fósiles. Por ejemplo, la capacidad de un aerogenerador se duplicó con residuos en los últimos 10 años, reduciendo el precio de la energía eólica, según explicó el comunicado. Sin embargo, las opciones empleadas para reducir el impacto ambiental, tales como las energías eólicas, solares e hidráulicos, han provocado que la reutilización y reciclaje de los componentes sea complicada y poco rentable.
Asimismo, el comunicado realizado por Tansy Robertson-Fall, señala que hay más repercusiones además de los residuos, tales como en materiales. Ya que, cada turbina eólica, es fabricada con acero, hierro, fibra de vidrio, cobre y aluminio en grandes cantidades, y es edificada en una base de hormigón. El uso de dichos materiales a largo plazo puede ser negativo, por ejemplo, la fabricación de cemento produce 2 mil 200 millones de toneladas de dióxido de carbono al año de acuerdo con Statista. Por otro lado, la extracción de los materiales puede poner en riesgo la biodiversidad mundial, provocando la extinción de especies locales, según un artículo publicado en Springer.
Para mitigar el daño ambiental y la extracción de recursos limitados, es necesario emplear materiales reciclados, uno de los fundamentos de le economía circular. Un ejemplo podría ser recuperar teléfonos móviles desechados para dar metales valiosos, tales como el indio, utilizado en varios paneles solares. Igualmente, si se reciclan 8 mil 500 millones de toneladas de cobre al año, las emisiones de CO2 disminuirían hasta en un 65 por ciento, según Cooper Alliance. Para proteger a especies endémicas de las regiones, usar materiales secundarios sería una opción viable.