
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
La presión por mantener operaciones durante la pandemia llevó a muchas empresas a incorporar soluciones tecnológicas sin una evaluación profunda de sus procesos internos. Esta adopción apresurada dejó como resultado implementaciones fallidas y estructuras digitales que no responden a las necesidades reales de operación.
Carlos Díaz Ojeda, director general de DispatchTrack Latinoamérica, explicó en entrevista con NotiPress que este fenómeno fue generalizado durante ese periodo. "El aprendizaje para nosotros fue pausa. Nosotros tenemos que realmente preocuparnos de lo que está tratando de decir nuestro cliente", señaló.
El contexto de emergencia sanitaria obligó a ejecutar decisiones en poco tiempo, sin espacio para diagnósticos o ajustes personalizados. Según el directivo, esto derivó en una alta tasa de fracasos en la adopción tecnológica, situación que afectó tanto a proveedores como a clientes.
Aunque las herramientas implementadas ofrecían soluciones funcionales, muchas empresas descubrieron posteriormente que no se adaptaban a sus flujos de trabajo. En palabras de Díaz, el error común fue creer que con instalar el software se resolvía todo, cuando en realidad se requería un entendimiento profundo del negocio y un seguimiento continuo.
Además, el especialista dejó en claro que muchas organizaciones siguen utilizando configuraciones pensadas para una realidad operativa que ya no existe. Como ejemplo, mencionó un caso donde el cliente consideró que el sistema estaba dañado, cuando en realidad la operación había cambiado y no se había reconfigurado la herramienta para ese nuevo escenario. La circunstancia responde a una dinámica en la interacción con tecnología de automatización y no precisamente a un error de software. Aquí, la cultura organizacional y madurez del management juegan un rol estratégico en la operación para potenciar las bondades de la innovación postpandemia.
Este tipo de situaciones no solo afectan la eficiencia interna, sino que incrementan los costos al tener que rediseñar procesos o sustituir plataformas. El directivo advirtió que uno de los principales errores en estos casos es no revisar periódicamente si las herramientas digitales siguen siendo coherentes con las condiciones actuales de operación.
Esta etapa dejó una marca en los modelos de adopción tecnológica que persiste en la actualidad. En muchos casos, los errores cometidos durante esa digitalización acelerada no fueron corregidos ni reevaluados. Para Díaz, el desafío no solo fue tecnológico, sino cultural: se trató de un proceso en el que la urgencia superó a la comprensión operativa, y hoy las consecuencias siguen presentes en sectores clave de la cadena logística.
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