Foto: Magnus Engo en Unsplash
Actualmente el mundo experimenta una escasez de semiconductores que afecta a varias industrias a nivel mundial, como la tecnológica o la automotriz. Esto es resultado de diferentes factores en torno a la pandemia de Covid-19, sus interrupciones en la cadena de suministro y un aumento posterior en la demanda de aparatos electrónicos. Algunas estimaciones, como la de la red de servicios profesionales Deloitte, pronostican una disrupción total de 24 meses, desde su inicio en 2020.
Esta disrupción tiene su origen cuando comenzó la pandemia de Covid-19 y las personas dejaron de comprar todo tipo de productos y los niveles de ventas cayeron en general. Ante este panorama, las compañías tecnológicas también dejaron de comprar inventario de semiconductores, previendo un menor requerimiento. Sin embargo, con la aceleración digital del trabajo y la escuela a distancia, la demanda de computadoras personales pronto creció un 11%, un máximo histórico según la Universidad de Texas A&M.
Dicho crecimiento en la demanda también abarcó chips para centros de datos, automóviles, inteligencia artificial y para la industria de la salud, de acuerdo a un reporte de Deloitte. Como sólo un número limitado de semiconductores pueden producirse por unidad de tiempo, las instalaciones de fabricación se están quedando sin inventario y aún no pueden satisfacer la demanda.
Este reporte de Deloitte pronostica escasez para muchos tipos de chips a lo largo de 2022, con algunos tiempos de entrega de componentes hasta 2023. Sin embargo, la escasez de semiconductores será menos grave en 2022 comparado con el otoño de 2020 o la mayor parte de 2021 y no afectará a todos los chips, aseguran. A mediados de 2021, los tiempos de espera para varios tipos de semiconductores fueron de entre 20 y 52 semanas. Esto causó retrasos en la fabricación con pérdidas de decenas o cientos de miles de millones de dólares. Para fines de 2022, estos plazos de entrega podrían estar más cerca de 10 a 20 semanas, con una industria más estabilizada a principios de 2023, asegura Deloitte.
Previo a la pandemia de coronavirus, las empresas tecnológicas funcionaban cómodamente con una manufactura exterior de semiconductores. No obstante, la Universidad de Texas A&M considera necesario albergar más instalaciones nacionales de fabricación, para ayudar con los tiempos de fabricación a largo plazo y evitar crisis de este tipo. En el corto plazo, varias empresas tecnológicas ya trabajan en aumentar su capacidad de fabricación de semiconductores.
En este sentido, la compañía de semiconductores estadounidense Intel anunció una inversión de 7.1 mil millones de dólares para expandir su fabricación de chips en Malasia, según medios internacionales. Similarmente, India anunció un plan de 10.2 mil millones de dólares para atraer fabricantes de chips globales para establecerse en el país y convertirlo en un centro de producción de semiconductores.
Diversas industrias se han visto afectadas por la escasez de semiconductores, que se prevé continúe durante 2022. Los especialistas coinciden en pronosticar un retorno escalonado a la normalidad para principios de 2023. Sin embargo, es importante para gobiernos y empresas trabajar en soluciones para una cadena de suministros de semiconductores más resiliente, capaz de enfrentar desafíos como el de la pandemia de Covid-19.
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