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El calentamiento global, impulsado por los gases de efecto invernadero, tendrá efectos importantes en los alimentos, como en otras áreas. Según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), se espera una disminución del 24% del rendimiento del cultivo de maíz para 2030, entre otros efectos. Sin embargo, algunas investigaciones científicas analizan la forma de utilizar algunos gases de efecto invernadero en procesos que ayuden a mejorar la seguridad alimentaria en el mundo.
Tal es el caso de investigadores de la Universidad de Stanford, quienes plantean la captura de metano para transformarlo en alimento rico en proteínas para peces de cultivo. Según su análisis publicado en la revista Nature Sustainability, el enfoque es potencialmente más rentable comparado con los alimentos actuales para peces. De acuerdo a un comunicado de Stanford, el metano tiene un mayor potencial de calentamiento global que el dióxido de carbono y resulta más dañino para la calidad del aire. Por otro lado, los peces son una importante fuente mundial tanto de proteínas como de micronutrientes y su consumo se ha cuadruplicado desde 1960. Actualmente, las granjas de peces proveen cerca de la mitad de la demanda de consumo, la cual probablemente se duplique para 2050, según la universidad.
De esta manera, el proceso propuesto en el estudio utiliza bacterias consumidoras de gas metano que pueden cultivarse en un biorreactor refrigerado lleno de agua alimentado con metano presurizado, oxígeno y nutrientes. La biomasa rica en proteínas resultante puede utilizarse como comida para pescado, desplazando la demanda de alimentos fabricados con peces pequeños o de origen vegetal, cuya obtención requiere de tierra, agua y fertilizantes.
Aunque algunas empresas ya utilizan este método utilizando gas natural por tuberías como materia prima, sería preferible el uso de metano emitido en grandes vertederos, plantas de tratamiento de aguas residuales e instalaciones de petróleo y gas. Según el estudio, los escenarios de uso de metano capturado en grandes vertederos e instalaciones de petróleo y gas tienen un costo menor al precio promedio del alimento de pescado convencional.
Otro estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences propone una solución similar para contribuir a la seguridad alimentaria del futuro, mediante el aprovechamiento de los gases de efecto invernadero. El procedimiento consiste en combinar dióxido de carbono del aire con energía solar con el fin de producir alimentos para microbios en un biorreactor. Posteriormente, la proteína elaborada por los microbios es tratada para eliminar los ácidos nucleicos y así producir un polvo adecuado para el consumo humano y de animales.
En comparación con un campo de soya de diez kilómetros cuadrados, dicho procedimiento resulta diez veces más eficiente. Según los investigadores, este ahorro permite la recuperación de espacios destinados al cultivo, sobre todo en situaciones donde se roba espacio de las selvas para la agricultura. Además, la proteína resultante de este cultivo de alimento a partir de aire contiene el doble de valor calórico que otros cultivos como el maíz, el trigo y el arroz, aseguran los investigadores.
Debido a las consecuencias cada vez más tangibles del cambio climático en la alimentación, es indispensable encontrar alternativas que ayuden a la seguridad alimentaria mundial futura. Además, si estas opciones se basan en el aprovechamiento de los gases de efecto invernadero, podrían resultar benéficas en otros aspectos más allá del alimentario.
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