Ciudad de México,
Andrés Zimbrón
Crédito foto: tokyo2020.org
La llama en el Estadio Nacional de Tokio y el otro pebetero encendido cerca de la bahía de la capital japonesa, durante los Juegos Olímpicos Tokio 2020 serán alimentados por hidrógeno. Esta es la primera vez en unos Juegos Olímpicos que la fuente de combustible será 100% renovable y libre de emisiones de carbono.
En otras ediciones olímpicas utilizaron propano para el pebetero, también magnesio, pólvora, resina e incluso aceite de oliva. Estos combustibles fueron empleados desde los Juegos en Ámsterdam 1928 y también durante los relevos de la antorcha olímpica.
A diferencia del propano, el hidrógeno no produce dióxido de carbono cuando se quema, además, está catalogado como un combustible verde y el futuro para la descarbonización. El hidrógeno producido para el pebetero olímpico lo produce una fábrica en la prefectura de Fukushima y funciona con energía renovable.
De acuerdo con el comité organizador de Tokio 2020, el pebetero impulsado por energía renovable es un símbolo del impacto del cambio climático sobre la vida en la Tierra. El hidrógeno hoy en día ofrece un gran potencial para eliminar las emisiones de CO2 provocadas por los vehículos impulsados por combustibles fósiles.
Con ello, Japón tiene la intención de demostrar el camino hacia una sociedad basada en el hidrógeno, un punto clave para adoptar una estrategia nacional impuesta desde 2017. "Los Juegos Olímpicos son una importante ventana para demostrar el potencial del hidrógeno y otras tecnologías que pueden ayudar a abordar los desafíos actuales, como el cambio climático".
Sin embargo, el pebetero no es la única fuente renovable de energía dentro de la Villa Olímpica, también lo hacen las unidades del Toyota Mirai y los 100 autobuses eléctricos. Cada uno de los vehículos que transportan a los más de 11 mil 326 atletas para llegar a las instalaciones donde competirán son impulsados por hidrógeno o algún otro combustible verde.
Aunado a ello, dentro de la Villa Olímpica, el hidrógeno también tendrá un papel muy importante, pues será el combustible que calentará el agua de las cafeterías, los baños en los dormitorios y las instalaciones de entrenamiento. Después de los Juegos Olímpicos, las tuberías subterráneas llevarán este gas liviano a una estación de producción y distribuirlo en zonas residenciales de Tokio.
Durante Londres 2012, los organizadores tuvieron la intención de fabricar una antorcha baja en carbono, pero no pudieron obtener el diseño correcto a tiempo. En su lugar utilizaron una mezcla de propano y butano, misma que se utilizó en Río 2016 con un pebetero más pequeño a fin de reducir las emisiones de CO2. Esta vez, en Japón será la primera oportunidad para ver el potencial crecimiento del hidrógeno y en un futuro cercano ver la transición a combustibles verdes en el país asiático.