
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Una nueva investigacion de Xylem asegura que el fortalecimiento de la ciberseguridad en el sector del agua es una prioridad operativa en 2025, frente al aumento de amenazas digitales que ponen en riesgo infraestructuras críticas. Las medidas adoptadas contemplan desde la modernización de sistemas hasta la implementación de protocolos de recuperación ante incidentes cibernéticos. Esto explica una consolidación del sector con mayor preparación en la operación desde la perspectiva de la ciberseguridad.
A lo largo de 2025, los sistemas industriales como SCADA requirieron actualizaciones periódicas para alinearse con los estándares de seguridad más recientes. Estas acciones incluyen la integración de mecanismos de segmentación de redes y autenticación robusta, así como medidas de protección física en estaciones remotas, como vigilancia activa y barreras antiintrusión. Lejos quedó la visión de proteger sistemas nucleares y ahora se concentra en el sector del agua.
También, la monitorización continua se ha convertido en un componente esencial para detectar y mitigar amenazas en tiempo real. Segun Xylem, las evaluaciones de riesgos permiten identificar vulnerabilidades críticas y diseñar estrategias de prevención más eficaces. Estos procesos se integran con herramientas como los Sistemas de Gestión de Información y Eventos de Seguridad (SIEM), clave en el funcionamiento de los Centros de Operaciones de Seguridad (SOC).
Otra línea de acción ha sido el fortalecimiento de la cultura organizacional en torno a la seguridad digital. Para 2025, las empresas del sector han desarrollado programas de formación dirigidos a sus empleados, junto con la aplicación de políticas estrictas como la encriptación de datos y la autenticación multifactorial. Estas iniciativas buscan limitar los accesos no autorizados y consolidar prácticas seguras desde el entorno humano.
En términos operativos, se han establecido planes de resiliencia y recuperación que permiten mantener la continuidad de los servicios frente a incidentes cibernéticos o fallos técnicos. Estas acciones son consideradas indispensables para preservar la confianza pública en el suministro de agua y asegurar su funcionamiento ininterrumpido.
Dicho cumplimiento normativo también desempeña un papel central. La Directiva NIS2, en vigor en Europa, exige la adopción de políticas de ciberseguridad más estrictas y promueve la cooperación internacional para dar respuesta a incidentes con mayor eficacia. Las empresas que implementen estas normas de manera integral no solo reducirán riesgos, sino que también fortalecerán su posicionamiento como líderes en sostenibilidad tecnológica.
Las inversiones en ciberseguridad tienen el potencial de ofrecer beneficios tangibles. Por un lado, protegen datos sensibles como información personal y financiera, lo que evita pérdidas económicas derivadas de interrupciones en el servicio. Por otro, mejoran la productividad operativa y refuerzan la reputación corporativa frente a la competencia.
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