Ciudad de México,
Jorge Cerino
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Debido a la inminente vuelta del hombre a la Luna con el programa Artemisa de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), mismo que planea su regreso al satélite de la Tierra en 2024, científicos proponen utilizar el lado lejano de la Luna para instalar radiotelescopios, pues resulta un ambiente ideal libre de la radiointerferencia de la Tierra para la búsqueda de inteligencia extraterrestre.
La propuesta fue objeto de un documento técnico enviado a la Encuesta decadal 2023-2032 de ciencias planetarias y astrobiología de la Academia nacional de ciencias. El equipo detrás de esto fue dirigido por Eric J. Michaud, un estudiante de matemáticas en la Universidad de California en Berkeley. Según los investigadores, existe cierta urgencia en establecer una zona reservada de silencio radioeléctrico en el lado lejano de la luna, antes de que existan problemas de inferencia óptica debido a los satélites de comunicaciones, como ocurre en cada vez más lugares dentro de la Tierra.
Entre las ventajas mencionadas de esta forma de astronomía lunar se encuentra la posibilidad de llevar a cabo experimentos de radioastronomía de alta sensibilidad, puesto que en la Tierra existe una coincidencia entre las bandas de radio más comunes utilizadas para la comunicación y aquellas consideradas de interés para la investigación de vida inteligente extraterrestre, ocasionando interferencias en los experimentos. Igualmente existiría la oportunidad de explorar frecuencias bloqueadas por la ionósfera en la Tierra. El ruido de radio podría mitigarse particularmente si se seleccionara un cráter como el sitio de un observatorio de superficie, precisa el estudio.
No obstante, esta propuesta tiene sus desafíos, entre los que figuran la incapacidad de obtener energía solar durante la noche de 14 días y, por lo tanto, la necesidad de una batería grande, así como el desafío de las comunicaciones, por permanecer el lado lejano de la Luna siempre fuera de línea directa con la Tierra. De quererse solucionar estos problemas con un telescopio lunar desplegado en la órbita, en vez de en la superficie, se enfrenta la posibilidad de mayor radiointerferencia y el problema de la naturaleza del campo gravitacional de la Luna, inherentemente inestable, por lo cual se debe llevar a cabo mayor planeación para este proyecto, según los expertos.
Recientemente un estudio, publicado a finales de septiembre, en la revista Science Advances confirmó la posibilidad de llevar a cabo misiones humanas largas en la Luna, de hasta 6 meses bajo ciertas condiciones, pese a la radiación a la que estarían expuestos los astronautas. Además de la posible instalación de un radiotelescopio, con el regreso del hombre a la Luna también podría llevarse a cabo investigaciones sobre la existencia de vida en Venus, a partir de restos geológicos venusinos localizados en la superficie lunar.
Pese a la necesidad de afinar detalles en este plan de instalar un radiotelescopio para la búsqueda de vida inteligente extraterrestre, la comunidad científica coincide en lo ideal de las muchas oportunidades de investigación que traerá consigo el programa Artemisa y el regreso de humanos a la Luna.