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Los avances tecnológicos en la medicina son los principales en recibir atención de las organizaciones del sector salud y los investigadores, sobretodo en enfermedades que afectan a grandes poblaciones. El dengue, como una de estas enfermedades, tuvo dos grandes avances: modificar a los mosquitos y mejorar la detección en la sangre.
El dengue es una enfermedad sistemática y dinámica causada por un virus (DENV) el cual se transmite a las personas por la picadura de un mosquito y del que existen 4 serotipos. La enfermedad pasa por tres fases: febril, crítica, que con ciertas complicaciones puede llevar a la muerte del paciente, y de recuperación.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) se trata de un problema de salud pública, principalmente en Centro y Sudamérica. En 2018 se registraron 561,398 casos en todo el continente, de los que se confirmaron por laboratorio 213,244, 340 pacientes murieron.
Asimismo, datos recientes registrados indican 2,870,402 casos con 1,231,582 confirmados por laboratorio y 1,279 muertes en el continente; México registró 237,349 casos y 108 decesos en las 46 semanas del 2019, casi el tripe de decesos en comparación con los 45 de 2018.
Con estas crecientes cifras en mente, los investigadores de la American Society of Tropical Medicine and Hygiene desarrollaron un método para neutralizar el virus dengue, chikungunya y zika con bacterias wolbachia. Los mosquitos infectados con la bacteria propagaron la infección en la población local de mosquitos.
Este experimento se llevó a cabo desde 2016 con resultados positivos, pues se redujeron los casos de fiebre por dengue en un 76% durante 2.5 años en la ciudad de Yogyakarta, con resultados similares en Niterói, Brasil y Nha Trang, Vietnam en 2018.
Otro de los avances recientes sucedió en la detección del virus, un problema clave ya que los síntomas pueden presentarse de 5 a 7 días luego de la picadura, por lo que la identificación de pacientes infectados es prioridad para un correcto y oportuno tratamiento.
La detección ocurre gracias a un dispositivo de nanotecnología, una estructura artificial de ADN, que al detectar el virus lo atrapa, al mismo tiempo que se ilumina para señalar la presencia del virus en el cuerpo del paciente.
"Este método es más sensible que cualquier otra forma de detectar el dengue, supera a las pruebas clínicas en más de cien veces", declaró Xing Wang, autor del estudio, "el enlace es sólido y la especificidad del mecanismo es alta, eso nos permite vislumbrar la presencia del dengue desde el primer día de infección", agregó.
Aunque sigue en etapa de desarrollo y se desconoce una fecha de lanzamiento, se tiene planeado desarrollar nanoestructuras capaces de eliminar el virus. Una alternativa contra una enfermedad mortal y de la que ha sido imposible crear una vacuna.
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