Ciudad de México,
Sergio F Cara
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Hacia el cierre de 2025, la inteligencia artificial atraviesa un punto de inflexión tras un periodo prolongado de entusiasmo, inversiones aceleradas y adopción masiva en múltiples industrias. El sector enfrenta un entorno teñido por el escepticismo, presión financiera y cuestionamientos sobre viabilidad económica, consumo energético y desempeño real de proyectos de IA generativa.
En este contexto, especialistas de SAS pronosticaron que 2026 se perfila como un año de rendición de cuentas, donde proveedores tecnológicos y usuarios empresariales deberán demostrar retornos de inversión medibles y abordar dilemas éticos vinculados al uso de esta tecnología. La compañía advirtió que la etapa de crecimiento impulsada por expectativas elevadas comienza a ceder ante exigencias operativas y financieras más estrictas.
Respecto a este escenario, Héctor Cobo, vicepresidente regional de SAS México, Caribe y Centroamérica, compartió su visión con NotiPress al decir: "Aunque existen preocupaciones válidas, el futuro dista mucho de ser sombrío y el camino a seguir está bien definido: proveedores y usuarios empresariales de IA deben asumir su papel con responsabilidad. Solo integrando sólidos principios de gestión de datos y una IA confiable, esta tecnología podrá evolucionar y alcanzar todo su potencial, trayendo beneficios para las personas, fortaleciendo a las organizaciones y fomentando la innovación".
Bajo ese marco, la firma presentó un compendio de 13 predicciones de inteligencia artificial para 2026, centradas en ajustes estructurales, tecnológicos y organizacionales. Entre ellas destaca el posible declive de grandes centros de datos, debido al aumento sostenido de costos energéticos y operativos, situación que podría volver inviables inversiones multimillonarias realizadas durante los años recientes.
En materia tecnológica, la firma anticipó una intensificación de la carrera cuántica, impulsada por avances en hardware, conectividad y corrección de errores, además de un proceso de consolidación entre proveedores. Este movimiento estaría acompañado por un incremento en la inversión gubernamental y privada, orientada a obtener ventajas tangibles a corto plazo y control de propiedad intelectual a largo plazo.
Asimismo, los especialistas prevén un reacomodo en el gasto destinado a IA, tras la proliferación de proyectos sin resultados financieros claros. De acuerdo con el análisis, los directores financieros exigirán métricas concretas relacionadas con ahorro de costos, incremento de ingresos y productividad, lo cual derivará en la cancelación o sustitución de iniciativas incapaces de demostrar valor en plazos de seis a doce meses.
En el ámbito corporativo, el rol de los directores de sistemas de información evolucionará hacia funciones de integración y gobernanza de ecosistemas de IA agéntica. Estas tecnologías, según SAS, dejarán de ser herramientas aisladas y pasarán a desempeñar tareas autónomas con impacto directo en operaciones, ingresos y atención a clientes.
Por otro lado, la organización destacó que el debate empresarial ya no girará en torno a innovación frente a confianza, sino a su integración simultánea. Ante regulaciones gubernamentales inconsistentes, las empresas asumirán esquemas de autorregulación, incorporando marcos de gobernanza y ética como parte central de sus estrategias de adopción tecnológica.
En cuanto a infraestructura, las predicciones sostienen un aumento en la demanda energética asociada a la IA, especialmente en Estados Unidos, donde los centros de datos requerirán capacidades adicionales significativas hacia 2027. Este factor podría incidir en la competitividad global del país dentro del ecosistema de innovación en inteligencia artificial.
Finalmente, SAS anticipó que 2026 marcará el inicio de un ajuste de cuentas del mercado de la IA, donde la exageración mediática cederá ante criterios de disciplina operativa, supervisión transparente y responsabilidad tecnológica. Bajo este escenario, solo los proyectos capaces de generar impacto medible y sostenerse bajo marcos de gobernanza sólida lograrán mantenerse activos en el largo plazo, concluyeron.