
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
¿Puede un edificio predecir fallas antes de que ocurran, adaptarse a un pico de tráfico de datos y reducir su consumo energético sin intervención humana? En el universo de los centros de datos, esta idea ya no pertenece a la ciencia ficción. El crecimiento explosivo de la inteligencia artificial, el 5G y la digitalización masiva están obligando a que estos espacios sean algo más que bodegas tecnológicas: deben ser sistemas vivos, capaces de pensar, reaccionar y optimizarse.
Víctor Juárez, gerente de desarrollo para centros de datos en Panduit LATAM, advierte para NotiPress que "el reto no es solo transmitir más datos, sino hacerlo sin latencia, sin interrupciones, con visibilidad y capacidad de gestión centralizada, además de una alta eficiencia energética". Bajo esa lógica, los data centers ya no pueden ser estructuras rígidas, sino organismos adaptativos: modulares, inteligentes y sostenibles.
Y es que la presión no es menor. Según el World Economic Forum, el uso de inteligencia artificial en centros de datos ya representa cerca del 4% del consumo eléctrico total de EE. UU., y podría duplicarse hacia el final de la década. En México, el segundo mercado más grande de Latinoamérica en esta industria, el desafío se agrava por la volatilidad energética, señala un análisis conjunto de DCD Intelligence e IDC.
La eficiencia energética ya no es una meta verde, sino una estrategia operativa. Juárez explica que "un centro de datos energéticamente eficiente no solo consume menos, también genera menos calor, necesita menos refrigeración y eso se traduce en menos riesgos y mayor vida útil de los equipos". Para lograrlo, se están incorporando soluciones como racks modulares, fibra óptica OM5, cableado de categoría 6A y sistemas de monitoreo térmico y eléctrico en tiempo real.
La modularidad también redefine el enfoque: se diseña para crecer sin derroche. Esta arquitectura flexible permite a los operadores responder a eventos inesperados —desde ciberataques hasta fenómenos naturales— sin comprometer la continuidad del servicio.
Hacia la segunda mitad de 2025, la evolución del centro de datos apunta a una inteligencia integrada que, mediante analítica avanzada y monitoreo predictivo, no solo actúe sino que aprenda. "Ya no basta con tener infraestructura robusta. Hoy debe ser inteligente, capaz de autodiagnosticarse, predecir fallos y adaptarse al comportamiento de los usuarios", concluye Juárez.
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