Ciudad de México,
Belem Ruiz
Crédito foto: Ilustración: Pedro Basilio (NotiPress)
De acuerdo con Deloitte, son nueve las actuales tendencias científico-tecnológicas más transformadoras para los gobiernos del mundo, entre las cuales se encuentran conceptos como: Inteligencia Artificial (IA), ciudadanos digitales, ciencias del comportamiento, inteligencia de datos y ética de la IA, análisis predictivos, nube, aceleradoras de innovación, gobiernos inteligentes y el tratar a los ciudadanos como clientes. Las administraciones de los países deben adaptarse a los rápidos y disruptivos cambios que ciencia y tecnología están propiciando en las sociedades del siglo XXI, aprovechar ese potencial transformador para eficientar sus procesos y mejorar así sus resultados.
Los sistemas democráticos, originalmente diseñados con el propósito de limitar los cambios rápidos, se enfrentan ahora a un tsunami tecnológico: ¿cómo podrían los gobiernos democráticos continuar cumpliendo su misión en medio del entorno vertiginosamente cambiante de la Cuarta Revolución Industrial y los sorprendentes avances científico-tecnológicos de la actualidad? No sólo el sector privado está evolucionando a consecuencia de tales, de igual forma lo hace el sector público; las transformaciones sucedidas fuera de las esferas del gobierno han impulsado y demandan nuevas formas de gobernar, los Estados deben sumarse y adaptarse.
1. Gobierno aumentado por IA. Las tecnologías cognitivas implementadas en el mundo de los consumidores están llegando a los gobiernos, que no sólo deben regular sino además adoptar dichas innovaciones para conformar las sociedades y la geopolítica del futuro.
2. Ciudadanos digitales. A través de una identidad digital única se propicia la creación de datos integrados y una experiencia ciudadana perfecta, cuyas consecuencias serían grandes avances en la calidad del servicio, aumentos masivos de eficiencia y el cambio a un modelo de entrega digital.
3. Ciencias del comportamiento. Los avances de la comprensión de cómo las personas toman decisiones, permite reemplazar incentivos y castigos por "dar empujoncitos" a los ciudadanos, y ello promete menores costos, mejores resultados y un respeto duradero por la autonomía humana.
4. Datos y ética de la IA. Conforme las máquinas inteligentes sepan más sobre nosotros, debemos garantizar tres ejes rectores para sus operaciones: privacidad, equidad y transparencia. Los gobiernos deben respetar y hacer respetar estos lineamientos.
5. Análisis predictivo. Datos, escenarios y simulaciones sometidos a análisis permiten abordar problemas probables antes de que surjan, por ejemplo: detectar fraudes, combatir la epidemia de opioides, etcétera; en términos coloquiales: vale más prevenir que lamentar.
6. La nube, motor de innovación. Casi 87% de las empresas que usan IA lo hacen en la nube, esta tecnología brinda enormes oportunidades a los gobiernos de los países en desarrollo; es un agente innovación, proporciona un mecanismo para conectar a desarrolladores y usuarios de tecnología (casi 50% del software nuevo se desarrolla solo en la nube).
7. Aceleradoras de innovación. La experimentación iterativa, probada en la realidad y segura es esencial para la innovación en los gobiernos; entornos aislados reglamentarios, aceleradoras, incubadoras y "laboratorios" gubernamentales son parte de la tendencia emergente.
8. Gobierno inteligente. En el contexto de las ciudades inteligentes, los gobiernos deben volverse integrados, conectados y sostenibles, a fin de desplegar tecnologías capaces de servir a los ciudadanos de manera integral y colaborativa en diversas esferas (movilidad, salud pública, medioambiente...).
9. Ciudadanos como clientes. La experiencia de los ciudadanos puede mejorarse partiendo de algo básico: debe personalizarse la prestación de servicios públicos; en este sentido, las herramientas de experiencia del cliente mejorarían las relaciones del gobierno con ciudadanos, empleados gubernamentales, entidades reguladas y empresas.
Tales son las nueve tendencias científico-tecnológicas actuales más transformadoras para los gobiernos, según Deloitte. Las sociedades del siglo XXI experimentan constantes cambios, por ende, las administraciones nacionales deben ser más intuitivas, ser capaces de detectar y responder a las nuevas oportunidades tecnológicas, los desafíos sociales y las necesidades de los ciudadanos conforme surjan. Si desean servir bien a los ciudadanos, los gobiernos necesitan estar más integrados: romper los silos de información, conectar y optimizar sin problemas los flujos de datos y procesos; sólo de esta manera mejorarán la seguridad y crearán experiencias ciudadanas personalizadas y atractivas.